Reyes Monforte
Cordura y buena letra
No lleva buen camino una sociedad que empieza a dilapidar la educación y a las personas que trabajan y dedican su tiempo y su vida a inculcarla a las nuevas generaciones. Cuando se empieza a agredir a los profesores es que la sociedad comienza a mostrar síntomas de una enfermedad crónica. No es casualidad que este aumento de ataques a los docentes coincida con un incremento de la agresividad de los hijos hacia sus padres. Parece ser que algunos jóvenes tienen problemas para respetar la autoridad y sus reglas. En parte eso puede deberse, y hay estudios que así lo indican, a que en los últimos años ha habido una relajación excesiva en la enseñanza, tanto en las formas como en el fondo, empezando por el respeto y terminando por el nivel cultural.
Ahora, decir que el aumento de agresiones, insultos y amenazas a los profesores por parte de alumnos y padres –jamas justificados y siempre condenables– se debe a los recortes y al despido de profesores es intentar montar un circo donde no lo hay, amén de una falta de respeto hacia los docentes que lo sufren. Intentar politizar este drama, como muchos otros, puede resultar contraproducente. Entre otras cosas porque si entramos en el peligroso juego de la demagogia y el oportunismo político-sindical-social, también pueden entrar en escena los que creen que son los propios profesores los responsables en parte de esas situaciones lamentables al no haber sabido ganarse el respeto de sus alumnos. Recuperemos la cordura y las formas porque muchos problemas comienzan cuando uno no es capaz de ocupar el lugar que le corresponde sin invadir terrenos que le son ajenos.
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