Y volvieron cantando
Pedro el plebiscitario
Las ínfulas plebiscitarias de Sánchez son parte inherente a su personalidad y modo de entender la política y así lo veremos en la campaña de las europeas, otra cosa será que la «baraka» continúe acompañando al líder socialista
Desde su llegada al liderazgo absoluto del PSOE, primero ganando un congreso federal en el que muchos ingenuos creían catapultar a un ídolo con pies de barro dúctil y maleable y después venciendo de largo a la candidatura oficial en unas primarias que culminaban una travesía del desierto al volante de un Peugeot, Pedro Sánchez no ha dejado de manejarse sobre los pedales de la bicicleta sostenida por un alambre, con la garantía permanente de mantener equilibrio apelando a la entrega de la feligresía más cafetera en clave de partido o del pueblo temeroso de los dóberman ultraderechosos en clave social y electoral. Sánchez es un maestro en el arte de sacar conejos de la chistera, pero sobre todo se acaba laureando cuando decide recurrir al de la vía plebiscitaria, como incontestable instrumento de respaldo a su posición traspasadas cuantas líneas rojas le hayan sido necesarias para mantener el fin último del poder.
El presidente del Gobierno nos brindaba hace días el mayor exponente de su inclinación por el plebiscito –siempre hacia su persona– con el bien calculado y nada espontáneo ni emocional órdago de su espantada reflexiva, con las luces cortas muy enfocadas, primero en su núcleo duro con algún síntoma de flaqueo frente al necesario cierre de filas con Begoña Gómez, después con el propio partido al que no se dudó en chantajear con la amenaza de dejarle compuesto y sin cabeza y en último término a la generalidad del país que tendrá que retratarse respaldando o no a la figura de Sánchez y sus políticas en los inminentes comicios europeos, –el Rubicón catalán ya se ha pasado con nota– cita con las urnas el 9 de junio en la que el jefe del Gobierno, como ya hiciera en la campaña de las últimas generales, pondrá a los españoles frente a la nueva disyuntiva plebiscitaria del «yo, el progreso social y el freno al separatismo catalán o Feijóo y la ultraderecha». Las ínfulas plebiscitarias de Sánchez son parte inherente a su personalidad y modo de entender la política y así lo veremos en la campaña de las europeas, otra cosa será que la «baraka» continúe acompañando al líder socialista, máxime en una situación en la que el Partido Popular viene de arrasar en Galicia, parar el golpe en Euskadi, quintuplicar apoyos en Cataluña y afrontar una fecha de comicios continentales no fijada precisamente por conveniencias estratégicas de «julio-agostidad» y alevosía. Algún plebiscito saldrá rana.
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