Miguel Ors

Creer o no creer

La Razón
La RazónLa Razón

L23 Drama

«Cuando gano –le tengo oído a alguien– soy un entusiasta irreflexivo de la emoción. Cuando pierdo, soy un entusiasta de la reflexión». Palizón en el Bernabéu. Hay que admitirlo: el forofo siente mucho antes el dolor de la emoción que el de la reflexión.

–Esto es demasiado. ¡Cuatro goles! ¡Cuatro puñaladas! exclama más que cabreado un forofo del Madrid.

Hacía años que el Bernabéu no vomitaba lava de humillación y dimisión tan incandescente.

–En España –oigo a uno que reflexiona, qué raro– la culpa es de otro o del otro. Yo creo que Benítez no lo está haciendo bien. Es un mar de dudas. En lugar de acoplarse a los jugadores, su terquedad es que los jugadores se acoplen a él, ¿no?

La crítica es opinión. De todos modo, cuatro goles del Barça al Madrid en su cortijo es para no dormir del tirón las ocho horas que prescriben los galenos.

M25 FP

Me pasa con Florentino Pérez lo que me pasa con los políticos: pongo siempre en duda tanto sus afirmaciones como sus promesas.

Si es político y no miente, no es político.

Pensamiento del inteligentemente cínico profesor Tierno Galván. Su masa gris era tan fascinadora como la masa neuronal que destila Messi.

Releo las declaraciones de Florentino. ¿Me las creo? Creo que no. Le gustó la actitud del equipo. Increíble.

–Qué suerte, qué mal está hoy el Madrid, exclamó un culé.

Ratifica a Benítez. ¿Por cuánto tiempo? ¿Hasta cuándo?

En el vestuario, todo es camaradería y convivencia. ¿Seguro?

–Oye –me recuerdan–, que Florentino antes de ser el formidable genio empresarial que es (esto sólo lo dudan los necios), fue político.

Por eso dudo de él.

J26 Confianza

El hombre es él y su estado de ánimo. «Soy yo y mi confianza» (Simeone). El Atlético, desde que lo pilota «anímicamente» el argentino, es, sin discusión, un estado de ánimo pletórico de fe y moral.

–Podría decirse también, por lo tanto, que el hombre es él y su moral y su fe.

También, claro.

El fútbol, tan dúctil, ofrece a veces esta variante: ganar y no jugar bonito, o jugar bonito y no ganar. El Barça es la áurea excepción: juega bonito y gana.

–Como el equipo catalán –me asegura un sabio– ahora, en el mundo de la «Champions», sólo como él, tal vez, el Bayern.

¿Cuál es o sigue siendo el problema «anímico» del Madrid de Benítez? Como se deduce del 3-4, su inseguridad, su falta de confianza. Eso de que esté ganando por 0-4 a un equipo técnicamente inferior y éste, en diez minutos, le haga tres goles da para cavilar muchos ratos.

–El Atlético es él y Simeone, mientras que el Madrid no es él y Benítez, me argumenta un filósofo de la vida y del fútbol.

A pensar, Benítez; a pensar, FP; a pensar, jugadores.