Jorge Urosa
Cuestión de imagen
La huelga de basura de Madrid es una cuestión económica y de imagen, sin duda perjudica seriamente los intereses de la ciudad, del turismo en la región y la de nuestros comerciantes; pero es más, mucho más, es la forma de hacer política de unos sindicatos que están anclados en la década de los setenta del siglo pasado y que creen que pueden secuestrar a los madrileños y a la propia Madrid de paso. Una ciudad importante no puede aceptar lo de estos últimos días en Madrid, y no por una cuestión de imagen, sino por seriedad de país y normalidad democrática. Seis días de negociaciones de los sindicatos y las empresas adjudicatarias de la limpieza de Madrid y la ciudad parece una cloaca, desde ayer hemos pasado a la segunda fase, la quema de contenedores y todo ello con la aquiescencia de IU. Más parece una pelea política contra el PP, –la izquierda ya anunció que trasladaría la bronca a la calle para acabar con el Gobierno de Madrid– que un conflicto laboral de los que por desgracia vivimos tan a menudo en esta España nuestra y que nunca da lugar a conflictos tan virulentos. Ha llegado la hora de regular la vida sindical, de modernizar a las organizaciones, de que vivan de sus cuotas y no de cantidades ingentes de dinero, que termina desviándose no se sabe dónde, y sobre todo necesitamos una ley de huelga para evitar que servicios básicos, ciudadanos y ciudades queden en manos de sindicatos cuyos intereses coinciden más con los intereses de algunos partidos que con los de los trabajadores.
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