El desafío independentista
De gira por Europa
El ex presidente de la Generalitat está convencido de que un día sin que se hable de él es un día perdido para la causa. Para la causa del «procés», pero también para la suya propia. Por eso está dispuesto a despachar con quien haga falta, participar en las entrevistas que le pida cualquier medio o, como es el caso, participar en cualquier debate, mesa redonda, conferencia y acompañar a cualquier telepredicador que le asegure algunos minutos de plasma. Todo vale para el huido.
La Fiscalía General del Estado anunció ayer su intención de activar hoy la orden internacional de detención contra Puigdemont si finalmente se confirmaba su viaje de hoy a Dinamarca para participar en un debate en la Universidad de Copenhague. En un comunicado dominical, la Fiscalía afirmaba que si se confirmaba el viaje del «investigado» solicitaría al instructor de la causa, Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo, que activara de nuevo la euroorden y así pedir a las autoridades judiciales danesas la detención de Puigdemont. Aunque Shakespeare ya dijo que algo olía a podrido en Dinamarca, la verdad es que donde olía de verdad era en Bélgica; y fue por aquellos olores, que Llarena decidió proceder y retirar una euroorden que hubiera limitado los delitos por los que en España debe ser juzgado.
Pero ahora Puigdemont, que es libre como un pájaro, quiere participar en una mesa redonda en Copenhague. Y derecho tiene a hacerlo. Pero Llarena, que debe saber que laJjusticia danesa huele menos que la de Bélgica, podría poner de nuevo en marcha la maquinaria de su detención en otro país.
También se lo ha tomado en serio Jaume Alonso-Cuevillas, flamante abogado del ex presidente, y quizá por eso recordó a su defendido y otros amigos que «el Estado español tiene la euroorden preparadísima y que el riesgo de detención es bastante alto». Lo dijo bastante enfadado en una entrevista en una emisora catalana: «Es insólito. En 34 años de carrera nunca he visto que la Fiscalía haga notas informativas sobre un caso concreto de manera preventiva».
Nosotros también estamos sorprendidos señor Alonso-Cuevillas; pero reconocerá conmigo en que una cosa es retirar una euroorden porque perjudique a la Justicia española, y otra muy distinta permitir que Puigdemont pueda marcharse de gira por Europa como si no fuera un presunto delincuente. Tampoco sabemos con qué dinero. Pero lo sabremos.
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