César Lumbreras
De vuelta a la UE
Cuentan las crónicas que llegan desde Dublín que Rajoy ha arrancado de Merkel un compromiso para reequilibrar la infrarrepresentación que en estos momentos tiene España en las instituciones de la UE, a cambio, eso sí, de que nuestra delegación apoyase al candidato de la canciller, el luxemburgués Juncker, a presidir la Comisión Europea, siempre y cuando los populares ganen las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Se especula con que el comisario que finalmente designe el presidente del Gobierno ocupará una de las vicepresidencias y se especula también, porque el «oráculo de la Moncloa» no ha abierto la boca, con que el «beneficiario» podría ser el ministro de Agricultura, Arias Cañete. Vamos a ver cuánto tiempo tarda en pronunciarse Rajoy sobre este asunto, que tiene varias incógnitas: primero, decidir el candidato a esos comicios y, luego, saber si esa misma persona será la que se incorpore a la Comisión Europea, o habrá dos distintas. Paso a paso. En cualquier caso, lo que sí parece claro es que, por fin, el Gobierno de Madrid se ha tomado en serio que hemos perdido mucho poder y representación en Bruselas. Felipe González y Aznar tuvieron muy claro que era clave nuestra presencia allí; con Zapatero llegó el desastre y en los primeros años de Rajoy pasó tres cuartos de lo mismo. Hasta ahora. Hubiese sido bonito contar con un candidato español para presidir la Comisión. A favor, que nunca hemos ocupado ese puesto. En contra estaba que los dos últimos presidentes han sido de países del sur, el italiano Prodi y el portugués Durao Barroso. No ha podido ser y ahora toca esperar para comprobar que el enviado por Rajoy ocupará una vicepresidencia y una comisaría importante. Para eso faltan unos meses.