Irene Villa
Deja vivir
Además de vivir, hay que dejar vivir. No creo que haya nada de complicado ni de enrevesado en ello. Justo por eso no se comprende que haya que aparcar la reforma de la Ley del Aborto que lleva el partido gobernante en su programa electoral y por la que mucha gente se decidió a votarle. Y menos aún por tratarse, como apuntan algunos, de un asunto delicado. Que por ejemplo, una persona con discapacidad deje de ser considerada un supuesto suficiente a la hora de abortar, no creo que sea algo tan descabellado. Precisamente, hay tanta gente que ha descubierto el verdadero sentido de la vida a través de un hijo con discapacidad, que privarles de él, y además hacerlo por ley, es verdaderamente cruel e injusto. Todo ser humano que viene al mundo, con o sin discapacidad, es un milagro que nos hace ver lo realmente importante en la vida. Dar vida nos da una fuerza de la que carecíamos antes de la llegada de la nueva criatura. Cierto que, como dicen muchos para eludir tan trascendental paso, tener un hijo cambia la vida, pero porque la llena de tal forma que uno no entiende cómo pudo vivir tantos años sin ese nuevo extraordinario ser. No estar preparado para afrontar la paternidad (ya que no sólo nos corresponde a nosotras) o no tener medios suficientes, ya no son excusas. Colectivos como la Asociación Más Futuro o Fundación Madrina, están dispuestos a ayudar a todos los que decidan descartar la angustiosa, negativa y triste opción de interrumpir una vida.
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