Ely del Valle
Demasiados condicionales
Los últimos sondeos revelan que la suma de Mas y Junqueras es en realidad una resta de votos al proyecto independentista. Sin embargo, su lista – o la de Romeva, según la miren ellos o el propio Romeva– sigue contando con el apoyo de un 39% de los votantes, que es una barbaridad a la que a fecha de hoy no es capaz de contrarrestar el conjunto de los que apuestan por confiar en Ciudadanos, PSOE y PP. El hecho de que quienes están dispuestos a desafiar abiertamente al Estado no vayan a conseguir la mayoría absoluta no significa que se vayan a apear fácilmente del burro que llevan arreando desde que Mas optase por cubrir sus miserias vendiendo la república independiente de su casa. Si los resultados fuesen los que hoy auguran las encuestas, sólo se podría mandar al líder mesiánico a su casa sí Ciudadanos estuviera dispuesto a renunciar a su máxima de apoyar a la lista más votada y se atreviera a liderar un gobierno de coalición; si el PSOE aceptase ir de la mano de Ciudadanos y, lo que es más improbable, del PP; si a Unió no le entrase la nostalgia del poder y venciese la tentación de volver a las andadas con su ex socio, y – y aquí viene lo más complicado– si los alegres muchachos de Podemos se diesen la vuelta como un calcetín y pasasen de darle su apoyo al tándem separatista que es casta pero menos que el resto porque es “casta insultada” por la casta española (Pablo dixit). Demasiados condicionales para augurar algo bueno. Si la de Convergencia y ERC es la lista más votada, y todo parece indicar que así será a pesar de su poco rentable matrimonio de conveniencia, Mas volverá a gobernar hasta que se le ocurra convocar elecciones de nuevo, y esa va a ser una cruz muy difícil de soportar.
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