Cástor Díaz Barrado

Desafío en Ramadi

El asalto de las fuerzas del Estado Islámico a la ciudad de Ramadi y la ocupación de ésta son la expresión de que va a ser muy difícil poner fin a este grupo armado que aspira a asentarse sobre un territorio determinado y a controlar una parte de la población que habita en Siria e Irak. La situación en el Próximo Oriente es cada vez más compleja y el paso del tiempo lo único que hace es imposibilitar una solución, mínimamente aceptable, a la multitud de conflictos que se suceden en la zona. La política que han llevado a cabo los países occidentales en esta parte del planeta en los últimos años y, en particular, Estados Unidos, no ha sido, desde luego, la más acertada y buena parte de los problemas a los que hoy se enfrentan tanto los estados árabes como el conjunto de la comunidad internacional derivan, en el fondo, de la adopción de decisiones equivocadas. Aunque es verdad que la solución de las diferentes y variadas controversias que tienen lugar en el Próximo Oriente no es sencilla, no obstante, existen algunas bases sobre las cuales sólo es posible una paz estable y duradera. La creación de dos estados, uno israelí y otro palestino, que vivan en paz y en los que se respeten las fronteras previamente establecidas es una medida urgente para atajar las consecuencias y atacar el núcleo de los conflictos que aquejan a la zona. Ni Israel ni Estados Unidos pueden desconocer por más tiempo los legítimos derechos del pueblo palestino y el conjunto de los países europeos deben seguir la senda marcada por el Vaticano al reconocer al Estado palestino y al afirmar que sólo es posible la resolución de los conflictos en Oriente Próximo cuando palestinos e israelíes puedan convivir en paz, respetándose los derechos humanos. Pero, ahora, el reconocimiento del Estado palestino, que es absolutamente necesario, no resulta suficiente para acabar con la situación de guerra y enfrentamientos bélicos que tienen lugar en la zona y que se extienden desde Siria a Libia pasando por Irak o Yemen. El «mundo árabe» en su conjunto vive una situación convulsa y, con seguridad, cada una de las situaciones que acontecen merece una solución específica pero, también, la comunidad internacional debe diseñar un plan en el que se aborden, con rigor, las causas últimas de esos conflictos. Se necesitan acciones urgentes para poner fin al Estado Islámico. En otro caso, Ramadi no sólo estará a las puertas de Bagdad.