Julián García Candau

Duelos de egos

Lionel Messi y Neymar Jr. son amigos y residentes en Barcelona. Hasta el momento, todo han sido plácemes. No ha habido la menor duda de que el argentino va a ser el genio de la lámpara y el brasileño el peticionario de los regalos. En Madrid se duda de que pueda haber coexistencia pacífica entre ambas estrellas. Da la impresión de que conviene expandir la idea de que tal circunstancia no puede ser y, además, es imposible, que diría don Rafael Guerra.

Sospecho que si llega a consumarse el fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid desde Barcelona habrá que comenzar a poner en solfa las dificultades de entendimiento que puede existir entre Cristiano y el galés. Creo que somos los periodistas los más proclives a fomentar discrepancias propias del ego de los grandes futbolistas. Ya ocurrió en Madrid en el siglo pasado cuando se fomentó la teoría de que Di Stéfano y Didí eran incompatibles. Lo cierto es que el brasileño, campeón del mundo, se tuvo que marchar y volvió a deleitarse con las mieles mundialistas. Siempre se contó que, en un entrenamiento, Di Stéfano le hizo un túnel al brasileño y le espetó aquello de «che, comprate una sotana».

En el Barça, Kubala gozó de toda clase de admiraciones entre los colegas y Johan Cruyff mandó tanto que para colocar a su compatriota y amigo, Neeskens, hubo que despedir a Sotil porque no cabían tantos extranjeros. Ciertamente, en este tipo de circunstancias siempre acaba habiendo un jefe. Crucen apuestas.

Posdata. El Madrid no compró a Neymar porque económicamente alteraba su «ecosistema». Pagará el doble por Bale.