Fernando Rayón
El futuro de Feijóo
La semana pasada estuve en Vigo, junto al equipo de «La Linterna», con el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. No quiso entonces confirmar su candidatura a la presidencia de la Xunta –debían ser sus compañeros los primeros en saberlo–, pero dejó claro que su prioridad era Galicia. Dos días después anunciaba su candidatura a las elecciones autonómicas en octubre. Hasta ahí lo sabido.
Pero dio la casualidad de que, ese mismo jueves, habíamos conocido el dato de déficit de España. Sólo tres comunidades –País Vasco, Galicia y Canarias– lo habían cumplido, y ésa era una de las razones por las que nos habíamos ido al 5,16 por ciento del PIB. El régimen fiscal especial de País Vasco y Canarias amparaba su éxito, pero, en el caso de Galicia, los buenos datos se debían a la gestión de Alberto Núñez Feijóo. Naturalmente, no todos lo vieron así. El diario «El País» lo definió como «pionero en recortar con intensidad el gasto público», a la vez que volvía a recordar sus fotos con el traficante Marcial Dorado. Todo vale y valdrá en la próxima cita electoral en Galicia. Pero esta vez las cosas son diferentes.
Y lo son porque, aunque Núñez Feijóo se curtió en la oposición al bipartito PSOE-BNG de Pérez Touriño, el PSdG ya no es lo que fue. Según las últimas encuestas, está en caída libre tras la retirada de Besteiro por sus diez imputaciones. Así lo han visto los de En Mareas, que lógicamente quieren sacar tajada y quizá por eso su fuerza mayoritaria –Anova– quiere a Xosé Manuel Beiras como candidato; un Beiras que el próximo jueves cumplirá 80 años. Ellos serán la única oposición con el BNG y ya no el PSOE. Ésa es la batalla a la que se presenta Feijóo. Pero quedan otras.
Feijóo ha sido el único candidato de Rajoy que ha conseguido una mayoría absoluta; y también el único que puso orden en el PP gallego: una carallada cuando llegó desde Madrid en 2003; Cuíña pilotaba la creación de un partido propio por la gestión de «El Prestige»; y cada provincia tenía su Baltar. Como el PP nacional ahora, vamos. Pero esa segunda batalla de Feijóo: la de refundar el partido y volver a ganar las elecciones tendrá que esperar un poco. Los que creen que su futuro acaba en Galicia vuelven a equivocarse.
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