Julián Redondo
El mirlo blanco
Villa está recuperado de la lesión que le costó la titularidad en el Barcelona y quiere minutos. El Camp Nou le añora porque ha descubierto las carencias del «Niño Maravilla». Vilanova y Roura, partidarios de Cesc Fábregas junto a Leo Messi, están convencidos sin embargo de que los goles del máximo realizador de la Selección serán el punto de apoyo que precisará el equipo cuando el calendario se empine. La segunda vuelta de la Liga no ha hecho más que empezar y refrescos de la categoría del asturiano escasean.
En cuestión de refuerzos invernales, en Italia miran hacia España y no pierden la esperanza de encontrar el mirlo blanco, y más blanco que Kaká, ninguno. Uno de los problemas es lo que cobra el mediapunta brasileño, 10,5 millones; otro, lo que costó, 66, y sumados los dos, el negocio pierde interés por ambas partes, o sea, Milan y Real Madrid. Silvio Berlusconi sueña con recuperar el eslabón perdido a coste cero y en el Santiago Bernabéu no tienen intención de regalarlo porque no quieren hacer el primo. En resumen, ni venden a la baja ni asumen la cesión. En ocasiones, con una vez basta para demostrar que el fútbol no es el único animal que tropieza siempre en la misma piedra.
También la Juventus ha tendido redes en España, pero más al norte. Suponen los dirigentes de la «Vecchia Signora» que Josu Urrutia, que si no es del mismo Bilbao lo parece, aceptará la irrisoria cantidad de cuatro millones de euros ahora, porque en junio, «niente», y les venderá a Fernando Llorente en enero.
Urrutia siempre remite a la cláusula de rescisión; si se mantiene en sus trece, ¿será porque en realidad no ha nacido en Deusto?
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