Martín Prieto
El monje negro
En Argentina te confunde al principio el ministro del Interior porque aunque se ocupa de la Policía Federal, el orden público y menesteres conexos su labor principal consiste en aplicar en las 23 provincias y la ciudad autónoma de Buenos Aires la política Presidencial, con excepción de la económica, la diplomática y la militar. Gran urdidor, teje y deshace, crea y destruye famas o dibuja escándalos ficticios para intervenir una provincia díscola. Se le conoce como «El Monje Negro». Estos fascinantes especímenes operan tanto en el Gobierno como en la Oposición y no se retiran jamás. Rubalcaba tenía que ser aficionado a la novela negra y de un personaje ha aprendido que si no eres malo te mueres, y si no eres dulce no puedes vivir. La esquizofrenia que nos ha regalado casi toda nuestra vida. Creo que ya era Monje Negro de Secretario de Educación, y es el político que mejor nos ha camuflado la verdad en toda la democracia, con el PSOE y con el PP. Su ocultación de las tripas del Estado socialista (incluidas las cláusulas de la negociación con ETA) le hicieron el mejor enredador del país, y su representación tras los atentados del 11 M, fue insuperable, magistral. Ya se sabe que la química, como la física y la alta matemática, conducen a la filosofía y la música. Rubalcaba es un intelectual y un artista. Como Cagliostro es capaz de salir a la misma hora por todas las puertas de Basilea en su carruaje de caballos blancos. Una vez dijo en público que lo sabía todo de todos, y no le creí. Pero teniendo en una casa de campo un teléfono que nadie conocía, sonó y era Rubalcaba. Lo que no se compagina con su inteligencia es su demorada reacción tras sus consecutivas catástrofes electorales. Mientras disponga de un móvil no se irá del todo. No habrá otro Monje Negro como él. Le echaremos de menos en su segundo plano.
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