Alfonso Ussía

El plumero

Al personal, ya sea civil, militar o religioso, se le puede ver el plumero, pero no tanto. Ignoro el origen de la figura semántica del plumero. Me figuro que viene de las avestruces. El avestruz se acuclilla para el descanso, pero los machos no pueden disimular el inmenso plumero cular que los adorna. Aquí, lo de ver el plumero se interpreta como un patinazo que deja a la intemperie realidades ocultas. Sucedió en la reunión del Consejo de Administración de un gran banco. Los consejeros estaban divididos. Alguno más que la mitad de ellos se mantenían leales a su Presidente, Alfonso Escámez. Un sector menos representativo defendía la posibilidad de que la presidencia del Banco de la calle del Barquillo, chaflán rotundo con Alcalá, pasara a uno de los primos conocidos como «Los Albertos». Y se sentaba un consejero tibio, más preocupado por su futuro personal que por el futuro del Banco. Su intervención se hizo famosa: «Proclamo mi absoluta lealtad al Presidente, sin que ello quiera decir, que no lo haría también si el próximo Presidente fuera otro». Un consejero de los antiguos comentó en voz alta y tronante: «Eso que has dicho es una chorrada». Y Alfonso Escámez remachó la situación: «Lo malo, señor consejero, no es que haya dicho usted una chorrada, es que se le ha visto el plumero». Duró poco en su cargo.

Al matrimonio Bardem se le ha visto el plumero en los Estados Unidos. Viven en una nación libre y poderosa, que ofrece a todos los que allí se instalan grandes oportunidades. El «lobby» judío en los Estados Unidos es tan amplio y fuerte como compacto. Los judíos conforman una gran nación, y pueden tener otras nacionalidades y diferentes pasaportes, pero ante todo, son judíos. Llevan siglos diseminados por el mundo, pero su Patria auténtica, su alma, se sitúa en Israel. Y en el mundillo del cine, que en América es un mundo muy considerable y nada ombliguero como el que en España padecemos, los judíos mandan una barbaridad. Oscuro futuro le intuyo al matrimonio Bardem, que como todos los progres ignaros y comunistas de salón, han puesto a parir al Estado de Israel para defender a los terroristas de Hamas. Resulta vidrioso que las críticas a Hamas se traduzcan por los malintecionados como aversión por los palestinos, cuando la mayoría de los palestinos no son de Hamas, y sí sus fundamentales víctimas. John Voigt les ha dicho lo que piensan por allí. Que se han enriquecido en los Estados Unidos, no en Siria, y que el Estado de Israel tiene todo el derecho a su defensa, además de ser la única nación democrática del Medio Oriente. Lo que ha dicho el padre de Angelie Jolie –ignoraba su directo parentesco– es que si no están contentos con los judíos, que se vayan a otra parte, Irak y Afganistán incluidos, y a ver qué tal.

Se les ha visto el plumero por tontos. En España, por extrañas razones, a los actores se les considera monumentos culturales. En los Estados Unidos, donde los actores son mucho mejores que los nuestros, se les trata y respeta como unos ciudadanos algo más conocidos que los demás, pero sin pasarse. Por otra parte, su formación intelectual y profesional es extremadamente más completa que la de nuestros chicos y chicas, si bien la última generación parece más culta y sensata. Los judíos de los Estados Unidos son trabajadores. Y del trabajo han reunido grandes fortunas. Y están presentes en todos los sectores. La banca, la industria, la agricultura, la alimentación, los espectáculos y la sanidad. Lo de la sanidad lo saben los Bardem porque allí, en unos de los hospitales de capital judío más caros del mundo, tuvo la torrencial morena de Alcobendas a su primer hijo, reservando la mitad de una planta para no ser molestada, lo cual molestó sobremanera a quienes en España no se les ha caído todavía la venda de la gran mentira. Tener un buen culo y unas buenas domingas no garantizan el conocimiento de la política internacional ni dotan a su poseedora de agudeza crítica y analítica al respecto.

En los Estados Unidos no detienen a los que discrepan de la política de la Casa Blanca. Más libertad que en aquella nación es difícil encontrarla en ningún lugar del mundo. Pero esa misma libertad convierte en libres a los americanos para ofrecer trabajo o elegir el olvido. Los Estados Unidos siempre estarán del lado de Israel. De cuando en cuando, para contentar a los gorrones de la ONU, les dan un tironcito de orejas, pero nada más. Insisto en que la brutalidad de la guerra no puede establecer una diferencia entre los niños muertos de un lado y los niños muertos del otro. Hamas es un poderoso ejército terrorista. Está detrás Al Qaeda. Y situarse como han hecho los Bardem con Al Qaeda en los Estados Unidos es muy peligroso. No los van a contratar ni para promocionar tomate frito.

El plumero, que lo han enseñado y se lo han visto.