Gobierno de España
El Rey está preocupado
Lo ha dicho su padre, don Juan Carlos, y lo dicen los que se han visto con él en la Zarzuela: el Rey está preocupado. No está pasando buen verano. Es natural. Si no, viviría fuera de la realidad y tendríamos que preocuparnos todos por el futuro de la Monarquía en España. La endiablada crisis, con la desesperante incapacidad de los actuales dirigentes políticos para formar gobierno; la amenazante «cuestión catalana» y, por si faltaba algo, el «rebrote electoral» del problema vasco, con Otegi de protagonista e Iglesias de mamporrero, ensombrecen el comienzo de su reinado. No faltan los que se preguntan ante el bloqueo de la situación política qué hace el Rey, que tiene el mandato constitucional de arbitrar y moderar el normal funcionamiento de las instituciones. Desde luego, un año sin gobierno no entra dentro de la normalidad institucional. El asunto es peliagudo: aquellos a los que él encarga formar gobierno o son rechazados por los representantes del pueblo –transformados en sumisos representantes de las direcciones de los partidos– o se permiten declinar el encargo. En cierta medida, el fracaso de la investidura es también el fracaso de la Corona.
En estas circunstancias tan inquietantes, se está poniendo a prueba la «auctoritas» y el papel del monarca. Los límites son claros: no puede «borbonear» ni quedarse mano sobre mano reduciendo su misión a cumplir estrictamente los trámites establecidos. Seguro que está haciendo algo más que verlas venir. Escuchar, aconsejar, estimular, proponer... están dentro de sus atribuciones. Las estará ejerciendo con prudencia y discreción sin que trascienda. La programación de la investidura le privaría hasta de su tradicional mensaje de Navidad a los españoles, porque coincidiría con la noche de la jornada de reflexión si hubiera que ir a votar el 25 de diciembre. Un desaire más. (Parece que la idea de los socialistas de reducir a una semana la nueva campaña electoral para evitar esa coincidencia no tiene posibilidad de prosperar). Si fracasa Rajoy la semana que viene, y Sánchez ya fracasó en su día, Felipe VI podría verse obligado a encargar formar gobierno a un tercero que tuviera garantizada la elección. Ésa parece la salida más razonable para evitar tres elecciones en un año y superar así de una vez el bloqueo. Hasta entonces al Rey y a los españoles seguirá doliéndonos la cabeza.
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