José Antonio Álvarez Gundín

El tigre y el filete

Si Pedro Sánchez cree que reformando la Constitución será conjurado el separatismo en Cataluña, o bien se engaña a sí mismo o pretende engañar a los demás. A ver si queda claro de una vez: lo que pretenden Mas y Junqueras es la independencia real y sin restricciones, así que no cejarán en el empeño ni lo canjearán por un puñado de nuevas competencias. A lo que aspiran los secesionistas es a tener su propia Constitución, no a compartirla, por muy aseada y ventajosa que se la ofrezca el líder del PSOE. El señuelo del federalismo (¿qué otra cosa es el Estado autonómico sino un modelo federal, el más descentralizado de Europa?) no engatusa a nadie, y menos a los que han fijado el final del viaje en la independencia. Al tigre no se le sacia con un filete: quiere la víctima entera. Se equivoca o se miente a sí mismo Pedro Sánchez si cree que una Constitución más federal obtendría en Cataluña el 90,46% de síes que cosechó la actual en 1978, la segunda comunidad que más apoyo le dio. Claro que el texto constitucional es mejorable, pero no para aplacar a un puñado de carnívoros, sino para mejorar la convivencia de todos los españoles en pie de igualdad. También se equivoca o se confunde a sí mismo el líder socialista si cree que los ciudadanos apoyarían masivamente una España asimétrica o de dos categorías: las de primera clase (Cataluña y País Vasco), que gozarían de amplísima independencia tributaria, judicial, legislativa y diplomática; y las de segunda, que serían todas las demás. ¿De verdad cree Sánchez que los españoles refrendarían un modelo así? Hoy tenemos un problema, pero su propuesta nos aboca a tener 17. La retórica federalista es un puro embeleco que ni embaucará a los separatistas ni camelará a la mayoría de los españoles, que en este asunto está por encima de los partidos.