El tirar se va a acabar

La cultura del despilfarro es propia del no aprecio, la no valoración de las cosas, además de una actitud inmadura que ignora las consecuencias de las acciones, y carece de la vivencia de la escasez, del «guardar un poquito para el mañana». Abundancia y despilfarro no son sinónimos. Como tampoco lo son miseria y ahorro. El que guarda siempre tiene, lo cual no significa tener una despensa llena de comida que no se consume. La sociedad del consumismo nos ha enseñado a ser tiradores porque sí, además de convertirnos en sujetos pasivos a los que nos tienen que decir qué hacer respecto acasi todo. Qué duda cabe que un alimento en mal estado es nocivo para el organismo y puede incluso ser mortal. Pero, entre tirar despilfarrando y el ser cauto y sensato en el manejo de las fechas de caducidad, hay un abismo. Mientras en una parte del mundo (por cierto, parte de esa parte ya está aquí: en la propia España hay mucha gente que hace tiempo busca comida en los basureros) se tiran toneladas de comida, en otra parte se mueren de hambre. Conclusión: el mundo adolece de un serio desequilibrio esquizofrénico. ¿Cómo podemos arreglarlo? Transportando todos esos alimentos sobrantes a donde haya escasez. Si los aviones van de un lado a otro del planeta en menos de 24 horas, el reparto de excedentes es factible. Otrora la gente vivía sin fechas de caducidad. Ojalá tuvieran fecha de caducidad los problemas, las miserias, los odios, y tantos alimentos nocivos para el alma y la mente. Si algo bueno tienen las crisis es que brindan oportunidades: recuperemos el sentido común (el menos común). El hambre en el mundo se debería acabar.