Restringido
Espejito, espejito que cuelgas de la pared...
El hijo de un buen amigo, un joven y brillante artista, hizo un interesante experimento con un grupo de compañeros de la universidad. A cada uno de ellos les pidió que hicieran un retrato a lápiz, sirviendo él mismo como modelo, y a cambio él les hacía una fotografía. El resultado fue sorprendente, porque cuando se emparejaba cada retrato con la foto del que lo había realizado se apreciaba que el retrato se parecía tanto o más al autor del mismo que al modelo. La conclusión del trabajo es que, en cierto modo, cuando vemos a los demás nos estamos viendo a nosotros mismos proyectados en ellos. Hace unos días, Juan Vicente Herrera le pidió al presidente Rajoy que se mirase en un espejo y se respondiese a sí mismo si es el mejor candidato que tiene el PP para presentarse a las próximas elecciones generales. La intención del presidente castellano era evidente, pero quizá se equivocó en la recomendación al Sr. Rajoy.
A principios del siglo XX, lo más destacable de la calle de Álvarez Gato era un escaparate en el que se mostraban dos espejos a los viandantes que se paraban a observar. Uno de ellos era cóncavo y el otro convexo. Eso devolvía una imagen distorsionada de la realidad. Este hecho le sirvió a Valle-Inclán como metáfora conceptual de un nuevo género literario: El esperpento.
Mirarse al espejo no asegura que uno vaya a verse a sí mismo de la misma manera que le ven los demás, bien porque el espejo deforme la imagen, bien porque el ser humano tenga la tendencia a ver reflejado un ideal más que una realidad.
No me gustan algunas cosas de la política en España, entre ellas el hecho de que en España nunca se atacan ideas. Es el país donde más se respetan las ideas de los demás. Aquí se ataca a las personas duramente, que desde luego es una tarea sencilla y, a cambio, se lastima aquello que representan. Por eso no voy a valorar lo que tiene que hacer el PP con el Sr. Rajoy; prefiero confrontar sobre las ideas que no comparto, que son muchas. Sin embargo, mirarse demasiado al espejo puede tener consecuencias negativas, si no se sabe interpretar correctamente la imagen. Quizá ahí está el origen de las lecturas erróneas que hacen los partidos de los resultados electorales. La noche de las elecciones todos estaban satisfechos, el PP porque había sido el partido más votado, a pesar de haber perdido dos millones de votos; el PSOE porque podría recuperar poder mediante pactos, a pesar de haber perdido setecientos mil votos y gran parte del apoyo en las zonas urbanas; IU también se mostró muy sonriente, aún no sé bien por qué, después de haber muerto a manos de su hijo pródigo. El resultado electoral deja una situación muy complicada y difícil de gestionar para dar estabilidad a las instituciones. El PP debe acostumbrarse a que las mayorías absolutas son cosas del pasado remoto de hace cuatro años.
El PSOE debe acertar con su política de pactos y alianzas. Los nuevos partidos emergentes no han conseguido ocupar el espacio electoral del Partido Socialista. Ahora, los socialistas debemos garantizar que tampoco ocuparán nuestro espacio político. El PSOE es la Socialdemocracia, la idea política de mayor potencia que se ha conocido. Desde que se fundó, el PSOE siempre ha sabido anteponer los intereses de España a los intereses partidistas. Por esa razón es necesaria prudencia, inteligencia y humildad para diseñar la política de pactos. El PSOE no está al servicio de Podemos ni de Ciudadanos, ni para hacer cordones sanitarios a algunos, ni para servir a los intereses de otros.
Apoyar de manera gratuita la candidatura de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid, mientras se impide la formación de gobiernos como en Andalucía y se apunta harto difícil en otros territorios no es situar al PSOE en la posición de confianza electoral que le han dado los ciudadanos en las urnas, es construir un puente hacia el fracaso. En algunos territorios ha ganado claramente el PSOE y se debe facilitar que gobierne; en otros, el PP ha sido la decisión de los ciudadanos y debe gobernar; en otros lugares deberán buscarse alianzas, pero siempre primando el interés de país y el bienestar de los ciudadanos.
No es bueno mirarse demasiado al espejo, puede ser cóncavo o convexo, pero incluso cuando no proyecte una imagen distorsionada quizá no nos veamos exactamente como somos.
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