César Lumbreras
Falta Sabor
¿Cuándo podremos encontrar con carácter general un tomate que sepa a tomate? ¿Cuándo podremos volver a comprar en las fruterías, también con carácter general, un fresón con sabor? ¿Por qué los pepinos, tomates, fresones, melocotones o melones no saben cómo antes? Son tan sólo ejemplos de las preguntas que un día sí y otro también se formulan muchos consumidores, que se quejan de que una buena parte de algunas hortalizas y de ciertas frutas no tienen sabor. Destacan que esos mismos productos cuentan con buena presencia, que entran por los ojos, pero que luego son insípidos o, peor, incluso, en algunos casos su sabor es estropajoso. ¿Por qué se ha llegado a esta situación, cuáles son las razones y quiénes los culpables? Responder a estas preguntas daría para una tesis doctoral: que si las grandes superficies, que si los agricultores, que si las empresas que se dedican a la investigación... De lo que se trata es de buscar soluciones y, además, corre prisa hacerlo.
España se ha convertido en los últimos años en un importante productor de frutas y hortalizas a nivel mundial. El sector es muy dinámico y supone una partida importante dentro de la balanza comercial, pero, al mismo tiempo, puede estar matando su gallina de los huevos de oro si el problema de la falta de sabor va a más o no se pone coto al mismo. Durante los últimos años las investigaciones se han centrado en la presentación de los productos y en conseguir que duren más en buenas condiciones para alcanzar mercados lejanos. Todo ello ha ido en detrimento del sabor, al que no se ha prestado atención. Craso error, que se puede terminar pagando muy caro. En manos del sector está la solución. El consumidor empieza a estar harto.
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