Julián Cabrera

Felipe Napolitano

Decía en tono jocoso el ex presidente Felipe González en una entrevista televisiva que él a lo que realmente aspira es a ser un Giorgio Napolitano en la política española, solo que todavía le quedan unos cuantos años hasta cumplir los noventa. La broma de González no puede ser más oportuna en un momento en el que su figura ha sido rescatada desde dentro del PSOE, tal vez rememorando aquella mítica frase del film «Blade Runner» en la que se vuelve a reclutar al policía retirado Harrison Ford contra los replicantes: «Necesito de tu magia».

Paradójicamente, a González, aun siendo eterno referente para la militancia socialista, nunca se le ha tenido, entre quienes le han ido sucediendo, como el oráculo incuestionable al que acudir para salvar encrucijadas, más bien ha sido jarrón chino no tanto en el salón de la política nacional como en el de la propia casa socialista. Tal vez por ello rescatar al reservista ha puesto de manifiesto ante todo, en un partido no demasiado generoso con sus eméritos, una latente ausencia de solidez en el liderazgo en una formación cuyas bases y cuadros medios siguen sin tener totalmente claro a día de hoy si el futuro pasa por el actual secretario general o por otros u otras dirigentes con poco disimuladas aspiraciones.

El regreso a las tablas del ex presidente socialista viene a certificar que un batacazo en los comicios autonómicos y municipales del 24 de mayo, máxime con un Partido Popular afectado por el desgaste de gobierno, dejaría tocado al actual líder que, guste o no, es el que hay y consiguientemente abriría un escenario de lucha cainita a vueltas con el invento de las primarias y a meses para las generales, sin tiempo ni capacidad de reacción. También Felipe sabe mucho de eso.