Carlos Rodríguez Braun
Fiabilidad del incompetente
Se atribuyó a Alfonso Guerra la frase: «Rubalcaba, te das la vuelta y te la clava», y era un elogio. Algo parecido dice Adam Smith de los diplomáticos. En ambos casos, aunque se cuestione su moralidad, los políticos traicioneros pueden ser alabados por su astucia. Pero, ¿y los incompetentes? Ante el triunfo de Trump, los economistas argentinos Rafael Di Tella y Julio Rotemberg analizan las últimas elecciones americanas y se plantean la hipótesis de que algunas personas pueden valorar la incompetencia de los candidatos. En tal caso, el insistir en que son ineptos solo aumenta su fuerza. La mayoría de la gente creía que Hillary Clinton era más apta que Trump. Pero muchos votaron por el menos apto porque pensaron que no iba a emplear su destreza en engañarlos («Populism and the Return of the ‘Paranoid style’: Some Evidence and a Simple Model of Demand for Incompetence as Insurance against Elite Betrayal». Destacados líderes populistas fueron ridiculizados por su incapacidad: piénsese en Chávez, los Kirchner o Evo Morales. Sin embargo, demostraron ser diestros a la hora de ganar elecciones. Este éxito de imagen perdura hasta que los políticos se corrompen clamorosamente o sus políticas torpes acaban afectando visiblemente al pueblo –digamos, cuando los venezolanos comprueban sistemáticamente que no hay comida en los supermercados. Pero eso a veces no se produce durante su mandato, o no queda siempre clara su responsabilidad; de ahí que la incompetencia pueda ser un activo, y los populistas lo explotarán: saben que sus electores potenciales pueden tener una aversión hacia los más competentes. El caso Trump/Clinton es paradigmático, por el contraste populista/competente. Escribió Benjamin Friedman en la New York Review of Books: «La cuestión fundamental es si una persona sin cualificación alguna para ocupar el puesto –sin experiencia, ni preparación, ni personalidad– va a llegar sin embargo a ser presidente». Pero el estudio de Di Tella y Rotenberg observa que algunos electores reaccionaban positivamente ante la impericia de Trump. Es verdad que tendían a ser habitantes de medios rurales, personas de raza blanca y de un nivel educativo bajo, residentes en áreas urbanas y suburbanas, pero los autores subrayan que la cuestión no es simplemente de nivel económico o educativo. No es que los votantes no se enteren. La clave es que las personas «pueden elegir un político menos competente incluso si esta opción conlleva un riesgo mayor de obtener resultados materiales negativos». Su explicación estriba en la importancia de la inseguridad ante los traidores: «Los políticos incompetentes tienen peores resultados materiales para el bienestar de los votantes pero son menos capaces de traicionar su confianza. La fuerza básica del populismo en nuestro modelo es la falta de medios eficaces para controlar a políticos potencialmente corruptos. La única opción disponible para los votantes aversos a la traición es elegir a un político incompetente que, aunque tenga un coste material, aportará menos escenarios en los que un resultado material malo es consecuencia de la traición de las élites».
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