Ely del Valle

Galgos o podencos

La Razón
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Hoy sabremos el resultado de las primarias de Podemos en Madrid, de esa «pelea» por hacerse con el poder de la organización entre la candidatura denominada «Adelante Podemos» y la bautizada como «Podemos Escucha» –sí, ya, la imaginación no es el fuerte de los morados. Veremos qué pasa cuando se les acaben los imperativos –, o si lo prefieren, entre Ramón Espinar y Rita Maestre. Hay otra candidata, Mónica Mota, pero de ésta no habla nadie porque se presenta como independiente, y esto es algo que no cala en los partidos. Tampoco en Podemos.

Como siempre ocurre en los procesos de primarias, los contendientes niegan que haya entre ellos algo más que una sana rivalidad, apelan a la unidad en lo que se refiere al meollo ideológico, niegan rotundamente estar apadrinados o representar a una corriente determinada y les sienta como un tiro que se les califique de pablistas o errejonistas, aunque sea evidente que detrás de Espinar está Pablo y detrás de Rita, Errejón.

La fortaleza de Rita está en que quiere dar más visibilidad a las mujeres y a los mayores, algo muy de agradecer en una formación que ha convertido la juventud en asignatura llave para acceder a sus cuadros de mando, y que, como es frecuente en la izquierda más izquierda, rebosa testosterona –por cierto, ¿para cuándo una mujer liderando un sindicato?–. La ventaja de Espinar, aunque parezca mentira, puede estar en el asunto de su piso, que lejos de restarle apoyos le va a regalar unos cuantos votos de los que han comprado la tesis de la «maquinaria del fango». Desconozco qué méritos les adornan y en qué nos va a cambiar la vida el desenlace de esta elección, por eso no me atrevo a hacer pronósticos... bueno, por eso y porque visto lo visto últimamente, es muy posible que al final sea la invisible Mónica la que se lleve el gato al agua.