Alfonso Merlos

Gerona-Moscú connection

Que hay que acabar uno a uno con todos los golfos que están en política para forrarse a través del fraude y la estafa es una urgencia. Que la presión se ha disparado espectacularmente motivada por una durísima y prolongadísima crisis económica que no está dejando títere con cabeza es indiscutible. Pero no sólo se trata de buscar la persecución implacable de los que se lo llevan calentito, sino de aclarar si en la gestión de algunos ayuntamientos hay algo más que errores: irregularidades, maniobras dolosas o en la oscuridad que rayan el delito y que deben ser esclarecidas.

Es lo que tienen ahora que exhibir los abanderados del separatismo en Lloret: la completa transparencia, la apertura de cajones y carpetas, un inmediato striptease en las gestiones de los últimos años porque lo que se dirime es nada menos que la conexión de un pájaro cuyas sociedades estaban vinculadas con uno de los delincuentes más buscados por el FBI y, por si no bastase, con dos temibles entramados criminales rusos.

¿Qué significa eso de que el alcalde está limpio y muy tranquilo? ¿Sus bolsillos son de cristal? ¿No ha cobrado ninguna mordida? ¿No entiende el lenguaje de las comisiones? ¿No es miembro del reputado y consolidado club del 3%? No es lo que se investiga en este punto del proceso un nuevo acto de bandidaje de los señores de CiU contra los vecinos de Cataluña pero, señores soberanistas, no insulten a los ciudadanos.

Para indagar de qué forma unos mafiosos han blanqueado capitales, han perpetrado delitos contra la Hacienda Pública y han falsificado documentos, no es necesario el asalto legal a unas dependencias municipales. O se despejan cuanto antes los interrogantes sobre una eventual conexión entre administradores de lo público y atracadores profesionales o terminará por fundirse la confianza ciudadana en unos consistorios enredados en sus elefantiásicos pufos y ahogados en sus miserables chanchullos.