Alfonso Ussía
Grilletes
La Infanta no ha recurrido y declarará ante el juez. Los que criticaban la posibilidad del recurso se han manifestado indignados por su renuncia al recurso. De haber recurrido, le habrían dicho de todo. Como no ha recurrido, también le han dicho de todo. Ilustres juristas aseguran que no existe ni una sola evidencia delictiva en los doscientos folios redactados –a solas o en compañía de otros–, por el señor juez. Ilustres juristas dejan caer que la imputación de la Infanta Cristina es irrelevante porque ya ha sido condenada por el sector más adverso a la Corona de la sociedad española. Para mí, que la Infanta es culpable de haberse casado con un apuesto jugador de balonmano, hijo de un nacionalista radical e íntimo amigo de Javier Arzallus. En ese aspecto, no hay dudas de su culpabilidad. Lo otro es más complicado, y me reconforta que no haya huido como las ratas y abandonado el barco que ella eligió. La Infanta tiene cuatro hijos con el jugador de balonmano y acepta todas las humillaciones con el único fin de mantener la familia que ella y el jugador formaron libremente. Como la Infanta sigue al lado de su marido, le han dicho de todo. Si la Infanta hubiera abandonado a su marido, también le habrían dicho de todo. A la gente le importa un bledo Urdangarín, los manejos de Urdangarín, las ganancias de Urdangarín y el futuro de Urdangarín. El objetivo es la Infanta como excusa para involucrar al Rey en el desgraciado asunto. Se habla de la prepotencia y orgullo de la Infanta Cristina por no renunciar a su lugar en los derechos dinásticos, que sinceramente son susceptibles de ser ejercidos con las mismas probabilidades que Iker Casillas en el caso de que éste reclamara sus derechos históricos para heredar el trono de Syldavia y el Cetro de Ottokar. Además, que una imputación no es una condena. De haber renunciado, le habrían dicho de todo. Como no lo ha hecho, también le han dicho de todo.
Su empecinamiento en defensa de su marido ha sido muy negativa para la imagen de la Corona, pero dice mucho a favor de su consecuencia y responsabilidad como mujer y madre. Si ha firmado documentos comprometidos lo ha hecho por la plena confianza que le inspiraba su marido. Estoy convencido de que así ha sido aunque no se comprenda. De haber criticado con dureza las trampas que su marido le tendió, le habrían dicho de todo. Como no ha criticado nada, también le han dicho de todo.
Causa extrañeza que el proceso de actuación del señor juez respecto a la Infanta parezca influido por las informaciones de algún medio de comunicación empeñado en la abdicación del Rey. Un meticuloso seguimiento del caso así lo confirma. No obstante, sobran las conjeturas y faltan las evidencias. Pero en el caso que nos ocupa, nada de esto tiene importancia ni fundamento. Si consigue salir airosa de la declaración ante el señor juez, le dirán de todo. Si titubea o no aclara determinados detalles, también le dirán de todo. Está decidido. No somos iguales ante la Ley. A la Infanta Cristina, por ejemplo, le han hurtado la presunción de inocencia.
Los que protestaban por el excesivo plazo señalado por el señor juez para la comparecencia de la Infanta también se han enfadado cuando el señor juez, a falta de recurso, ha adelantado la citación. Este caso no tiene remedio. Urdangarín es la excusa. Sus golfadas tendrán olvido. La Infanta ha sido condenada. Si es definitivamente procesada, juzgada y condenada, le dirán de todo. De lo contrario, le dirán de todo también. Es un caso sin solución, en manos de la calle que no de la Justicia.
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