Restringido

Haga memoria, señor Sánchez

Las críticas del partido socialista al presidente Rajoy por la dimisión del Fiscal General del Estado invitan a la sonrisa, cuando no a la carcajada, viniendo de quienes dieron por muerto a Montesquieu a los pocos meses de alcanzar el poder en las históricas elecciones de octubre del 82. El encargado de tirar por tierra la teoría de la división de poderes acaba de dejar su escaño en el Congreso después de 37 años, durante diez de los cuales se sentó en el banco azul como todopoderoso, y temido, vicepresidente del Gobierno de Felipe González. Ellos fueron los que politizaron la Justicia hasta límites insospechados, doblando el brazo incluso a un presidente del Tribunal Constitucional a cuenta del caso Rumasa. Si repasamos la lista de fiscales generales nombrados por los gabinetes del PSOE, encontramos desde simpatizantes hasta militantes pasando por personajes atrabiliarios como Eligio Hernández, más conocido entre sus paisanos canarios como «Pollo del Pinar» cuando se dedicaba la lucha autóctona de las islas. Haga usted un poco de memoria, señor Sánchez, que tampoco hay que remontarse a Moscoso. Han pasado apenas tres años desde que Cándido Conde-Pumpido dejó el cargo que ejerció durante siete años largos al servicio de Zapatero y sus ministros de Justicia con un sesgo que los amantes del eufemismo llaman progresista. Torres-Dulce era un simpático contertulio cinematográfico sin ninguna adscripción política conocida y ha hecho lo que le ha parecido mejor, incluido su abandono del barco en mitad de la tempestad. La señora Madrigal, propuesta por el último Consejo de Ministros, tampoco está adscrita a ninguna ideología, aunque algunos se han apresurado a señalar que es contraria al aborto, como muchos ciudadanos de este país, por otra parte, sólo que ella sabe que debe estar al lado de la Ley aunque esa ley, también como a muchos españoles, no le guste.