Relaciones internacionales

Hiroshima

La Razón
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Mantra del izquierdismo es la recitación de que EE UU ha sido el gran asesino fuera de sus fronteras y el primero y único país en usar un arma nuclear, dejando para arterisco a pie de página que dos generaciones de estadounidenses fueron diezmadas por defender la civilización occidental. Es un análisis grosero de lo que fue el imperialismo del Gran Hermano del hemisferio norte. La diplomacia adelantada a la gira asiática de Obama ha advertido que el presidente no pedirá perdón en Hiroshima, aunque un «Pato cojo» (el que ya no puede repetir mandato) siempre es proclive a la gestualidad. Doctores en lo políticamente correcto insisten en que la atomización de Hiroshima y Nagasaki fue innecesaria para doblegar a Japón, supuesto falso a la luz de la documentación desclasificada sobre la II GM. El equipo de científicos liderado por Robert Openheimer, místico influenciado por una esposa comunista, había probado en Alamo Gordo la capacidad destructora de la bomba sin necesidad de experimentarla en escenario real. El general Marshall, un intelectual de la guerra, jefe del Estado Mayor Conjunto, luego Secretario de Estado y autor del plan de su apellido para la reconstrucción de Europa, contaba con una prospectiva que cifraba en un millón de bajas la invasión de las islas centrales japonesas, sin contar las niponas y los suicidios masivos de militares y civiles. La experiencia de Guadalcanal, Iwo Jima y Okinawa demostraba que el Código del Bushido no contemplaba la rendición. Además, el «bombardeo de alfombra» de las ciudades japonesas se estaba convirtiendo en un holocausto, y en una sola noche un tercio de Tokyo fue arrasado con fósforo blanco y napalm, provocando más muertes directas que en las dos nuclearizadas posteriormente, descontando las víctimas ulteriores por radiación. Tras Hiroshima Hiro Hito fue informado de que aquel artefacto no bloqueaba su capacidad defensiva, y que, probablemente EE UU sólo tenía esa bomba y jugaba de farol. Tenía tres, otras tres para septiembre y otras tantas para octubre. El Consejo Imperial propuso un armisticio: conservar el Kokutai (Emperador y forma de Gobierno), autodesarme, no ocupación y juzgamiento de crímenes de guerra por tribunales japoneses) ignorando la rendición incondicional exigida por los Aliados. Truman temía que la entrada de Stalin en el Pacífico devorara medio Japón, por lo que era urgente acabar la guerra. Un observador de Alamo Gordo dijo a Openheimer: «Hoy el sol ha salido dos veces». El Sol Naciente sólo se rendiría ante el ominoso amanecer de otro sol.