Angel del Río
Hora de exigir austeridad
A cada mala gestión le llega su rescate. La crisis produce un efecto dominó en las administraciones públicas, de la central a la municipal, pasando por la autonómica. Los proveedores son los paganos de la falta de liquidez de las arcas públicas; empiezan a sufrir síntomas de asfixia hasta que sus débiles economías dejan de respirar y mueren por inanición. La mala gestión llega hasta la universidad pública, que se doctora en impago a sus proveedores, suspende en abonos y tiene que acudir a la operación rescate.
El Consejo de Gobierno de la Comunidad aprobó ayer adherirse a la tercera fase del mecanismo de financiación puesto en marcha por el Ministerio de Hacienda para el pago de proveedores. La gran novedad en esta ocasión es que dos universidades públicas, la Complutense y la Politécnica, van a ser rescatadas por un importe de 78 millones de euros y de esta manera poder hacer frente a las deudas que tienen con sus proveedores. Quienes rigen los destinos de estas universidades han visto el cielo abierto, aunque no sean creyentes, y están satisfechos con la medida, porque se les ofrece un balón de oxígeno. Sólo la Complutense debe 105 millones de euros a sus proveedores. Personalmente me alegro por éstos últimos, aunque a algunos quizá el rescate les llegue demasiado tarde. Pero al mismo tiempo, es hora de exigir mayor austeridad en el gasto por parte de los responsables de la universidades, que se quejan de haber sufrido el recorte de las transferencias procedentes de la Comunidad, pero que en determinados casos es evidente que no han escatimado en gastos superfluos, en zarandajas monumentales, en desembolsos que se podían haber evitado cuando la situación de crisis exige sacrificios y esmerarse más en la gestión económica. Espero que después de la lección, del rescate, o como quieran llamarlo, aprueben la asignatura del ahorro y el gasto responsable.
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