Restringido

Ibex y riesgo político

La Razón
La RazónLa Razón

El Ibex 35 ha perdido más de un 6% este año y, a falta de unos días para el cierre del ejercicio, 2015 puede convertirse en el peor desde 2011. El riesgo político ha pesado mucho sobre un índice que ha visto cómo se desinflaban las perspectivas de revalorización ante posibles cambios rupturistas, ataques a la seguridad jurídica y amenazas. Es cierto que más del 50% de los beneficios del Ibex vienen del extranjero, pero lo que se llama el «riesgo sede social» (headquarter risk) pesa mucho. El riesgo político afecta, por ejemplo, si se da la circunstancia por la que los inversores decidan no participar en emisiones de bonos ante amenazas legislativas o regulatorias. En 2015 vencen más de 65.000 millones en bonos corporativos. En condiciones normales, las empresas los refinanciarán sin problemas, y en la mayoría de casos, en condiciones muy ventajosas. Si miramos a la estructura de balance, los bancos cumplen todos con los requisitos de capital de la Unión Europea y las empresas industriales han reducido su endeudamiento a niveles de 2006 tras un periodo de exitosas desinversiones y reorganización de negocios. Casi todas las empresas del selectivo han visto cómo las agencias de calificación mejoraban su perspectiva y valoraban positivamente la mejora de balance. Este entorno no puede nublarse por inseguridades generadas por mensajes políticos.

Los políticos deben mostrar un compromiso con la estabilidad y defender que sigamos mejorando nuestra posición como una gran economía dentro de la Unión Europea. Y no pueden poner en peligro el crecimiento de la inversión ni el desarrollo de nuestras empresas líderes, que han conseguido sortear la crisis manteniendo empleo y han sobrevivido convirtiéndose en multinacionales. Lanzar mensajes injustificados y alarmistas contra nuestras empresas es también lanzarlos contra nuestro país. En España se ha creado una moda entre los populistas consistente en hablar peyorativamente del Ibex 35, como si fuese algo negativo o con un mismo objetivo malévolo. No entender que son compañías con estrategias diferentes y competitivas, o que pertenecer al Ibex 35 es un honor al que toda empresa debería aspirar, es ridículo. No comprender que sin más y mejores multinacionales nunca avanzaremos como sociedad para conseguir mayor prosperidad es suicida. Esperemos que se recupere la cordura y que los inversores internacionales puedan atender de nuevo a la mejora de los fundamentales. Sin interferencias políticas.