Alfonso Merlos
Indignidad doble
Mancha sobre mancha. Siempre hay un segundo acto de vileza que sucede al primero, de pura villanía, de coherente infamia. Porque la forma de proceder de los mamporreros de ETA en las instituciones atiende a una lógica racional. Repugnante. Pero que sigue unas pautas y obedece a unos criterios de actuación. De la viejísima Herri Batasuna a esta parte. Por eso la información que hoy revela LA RAZÓN puede mover a la náusea y el rechazo social y político más incondicional, pero nunca suscitar la menor de las sorpresas.
Ya es indigno para los españoles tener que sufrir sesión tras sesión a quienes son la voz de su amo: una organización que amenaza y mata, sin disolver ni abandonar ni reinsertar. No en retirada, sino escondida. Pero lo es casi tanto que un tipo como Goioaga no tenga lo que hay que tener para dar marcha atrás y dejar de mancillar con su presencia la Cámara Alta. No puede. Eso significaría que entre los testaferros de una banda de matones hay esperanza para la reconversión, la nobleza, la humildad, la dignidad. Para el reconocimiento del irreparable daño hecho a una nación entera.
Pero nada de eso hay. Y sólo quien es acusado de lavar dinero, de estafar al Estado, de engrasar financieramente una máquina de chantajear, torturar y asesinar puede estar tramando una maniobra obscena y facilona para sobrevivir en balde a su procesamiento y evitar la condena de los tribunales durante un tiempo. Simple y abyecto.
No. No necesitábamos una legislatura entera para saber qué es Bildu y quién es este individuo perseguido por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Sí sabemos que los foros que encarnan la soberanía popular nunca deben asemejarse a un vertedero.
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