Irene Villa
Infieles
Sorprende que poniendo esta palabra en la poderosa y sabelotodo red, fuente de datos pero también facilitadora de los instintos más primitivos, aparece una propuesta y una pregunta: «¿Buscas emoción? Ten una aventura». Se trata de una de las páginas líder en citas extramatrimoniales que más ha crecido. Tiene millones de miembros y está presente en veinte países. Lo que no sorprende es que el gancho de la página de citas por excelencia, para hombres y mujeres casados o en pareja que quieren una aventura discreta, sea una directa y clara apelación al inconsciente dominado por procesos primarios, que se rige por el principio del placer y que Freud, en su descripción del psiquismo (yo, ello, súper yo), llamó «ello». Representa nuestros impulsos, deseos y necesidades más elementales. Como parte de nuestra esencia, no podemos negar que sentir la necesidad de buscar emociones y nuevas sensaciones, e incluso materializarlas, sea humano, pero si la persona está en pareja y esta forma de encontrar placer no aparece en un común acuerdo, es una traición. Y como tal, a quien más daña es a quien la lleva a cabo. La mayoría de los infieles encuentran a sus parejas más atractivas que a sus amantes, pero éstos escuchan mejor y son más apasionados. ¡Natural! Un rato de diversión ¡no se puede comparar con toda una vida de lucha! Por suerte los que sí son fieles son ustedes. LA RAZÓN cumple quince años, a veces incluso frente a viento y marea, porque, como los infieles «unilaterales» olvidan, es vital el sacrificio y la constancia.
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