Irene Villa

Infinitas gracias

La Razón
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En estas entrañables fechas, a todos nos invade la solidaridad y las ganas de hacer algo por los demás. Hace un año, nació en Asturias, en el Gremio de Artesanos Confiteros Iteppa, la Flor Dulce de Navidad, un dulce para compartir en familia que ayudase también a proyectos de integración de personas con discapacidad. Empezó siendo cocido, decorado y empaquetado por personas con discapacidad, y este año, la Fundación Irene Villa repite la mágica y productiva experiencia en Asturias con Down Asturias, Alarde –tuvieron la posibilidad de desarrollar varios cursos de formación durante todo el año con lo recaudado– y además hemos sumado una comunidad: Madrid, y nuevos beneficiarios y colaboradores como Down Madrid. Gracias y seguiremos sumando beneficiarios. Por este precioso proyecto, y dado que la dulce flor gusta mucho (y hasta han querido probarla y difundirla personas muy conocidas), estoy recibiendo miles de palabras bonitas, pero las gracias enormes las tengo que dar yo: a Pablo Díaz, por crear un producto mágico, a mi hermana Virginia por conseguirlo todo cuando parecía imposible llegar y a mi marido Juan Pablo por sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Los tres, tras incesantes jornadas maratonianas, decidieron hacer una remesa extra, de cinco horas de trabajo, para llevar flores a la ONG Avanza, colaborando así con su maravillosa labor de llevar alimentos a las familias que más lo necesitan. También gracias a mis padres por la distribución, a Ángel Díaz por el producto, maquinaria de Fernando Blázquez, Cartonajes Muñoz, alumnos de la Escuela Superior de Hostelería del Mediterráneo, voluntarios, Gentinosina Comunicación, Paper&Co, Oreo, [H]arina, Gourmet Experience del Corte Inglés... Gracias a todos por el cariño, la ilusión y el enorme esfuerzo en estas jornadas tan intensas. Son días de celebraciones navideñas, de reencuentros, y felicidad... que ojalá se perpetuasen en lugar de pasar fugaces en esta breve época del año. Y aunque haya gente que renuncie a contagiarse de esta magia navideña, creo que puede ser un gran impulso para mejorar y conservar estos valores durante el resto de año.