Alfonso Ussía
¿Irá?
A finales del decenio de los veinte del pasado siglo, la Reina María Cristina –que con anterioridad a nombre de hotel fue Reina de España–, encargó al compositor italiano Rufino Réfice la Salve que todos los años, en la víspera del Día Grande y en la mañana del 15 de agosto, canta el Orfeón Donostiarra en la parroquia –nave varada–, de Santa María del Coro en San Sebastián. La nobleza arquitectónica de Santa María preside el perfil de la Parte Vieja, con sus calles bulliciosas, sus bares de pinchos, sus restaurantes y sus establecimientos de efectos navales, por su inmediatez al muelle de los pescadores, en el pliegue de la falda más alegre del monte Urgull. La Salve, que hoy es una tradición religiosa y cultural de la ciudad de San Sebastián no ha sido jamás del agrado de los nacionalistas, y menos aún, de los bestias. Oficia la Salve el Obispo de San Sebastián y acostumbra a presidirla el Alcalde. Cuando termina la interpretación de la prodigiosa composición, el Orfeón lleva la pauta del «Agur Jesusen Ama» que cantan todos los presentes, con esa especial calidad de voz y buen oído de los vascos.
En los últimos años, los grupos salvajes de la «Kale Borroka» y demás chalados violentos han intentado boicotear la Salve. No le perdonan el origen. San Sebastián, junto a Santander, es la ciudad en la que más huella ha dejado la Corona en España. Ondarreta, con su monumento a la Reina Cristina y las seis calles dedicadas a los Infantes. El Palacio de Miramar, frontera entre las playas. El Teatro Victoria Eugenia, en honor de Victoria Eugenia de Battenberg, mujer de Alfonso XIII. Los Reales Clubes de Tenis y Náutico. Y para colmo, la Real Sociedad de San Sebastián, el club de fútbol que está en el alma de todos los donostiarras. Esas huellas no son inventadas. Pero de todas ellas, la más emocionante y culta es la Salve a la Virgen en la víspera de su Día Grande, que se celebra de una manera o de otra, en centenares de localidades de España.
¿Presidirá el Alcalde de San Sebastián, el bilduetarra Izaguirre, la Salve de este verano, o estará en el exterior de Santa María lanzando petardos contra sus muros sagrados como hacen sus jóvenes coincidentes?
Su presencia significaría un homenaje de fervor a la Virgen y un reconocimiento a una ejemplar Reina de España, la más enamorada de San Sebastián, por cuanto la Reina Victoria Eugenia eligió su paraíso español en Santander. No creo que asista. Mandará a un representante. Y se perderá la grandeza de una Salve insuperable cantada por el gran Orfeón Donostiarra, en cuyo origen también recibió todo el apoyo de la Corona de España.
Para mí, y perdón por la exposición de la melancolía personal, es un acontecimiento especial, estrechamente unido a la memoria de mi madre, que el 15 de agosto celebraba su onomástica con su marido, el más donostiarra de todos, sus diez hijos y los paisajes cambiantes y poderosos de la bahía de San Sebastián. En el recuerdo de aquel día resumo la felicidad de mi infancia y juventud. El «Norte V» engalanado, la playa de Ondarreta abarrotada, y el sol –puede ser una trampa de la memoria– siempre presente y pujante. El Día de la Virgen, de Nuestra Señora, tiene en San Sebastián el corazón de España.
Los caminos se desvían, y en ocasiones, para bien. En el Barrio de la Iglesia de Ruiloba, vecina de Comillas, de Alfoz de Lloredo y de Udías, se le canta la «Estrella de los Mares» a Nuestra Señora. Nos falta don José Antonio, el queridísimo párroco de voz tronante que lleva un tiempo preparando su último tramo. Pero tenemos esa oración cantada a la Virgen de los Remedios que hace saltar las lágrimas a quienes la oyen por primera vez y a los que esperamos todo un año para cantarla de nuevo, siguiendo los pasos del estupendo coro que solemniza la Misa del día más guapo de La Montaña. Y aquí no hay asperezas, ni insultos, ni olvidos históricos. Todo está como siempre estuvo. La mar y el prado, la playa y las mieses, las olas y los bosques. Y sus gentes, que en verano son los de aquí y los que aquí vienen, sin distinciones ni distancias.
Hoy es el Día Grande del año. ¿Asistirá el bilduetarra a la Salve del Orfeón Donostiarra en Santa María? España le abruma. Aquí en Ruiloba, España es un abrazo.