El desafío independentista
La conquista de España
Es indudable que todos los sentimientos patrióticos tienen en su pasado un elemento formador indispensable, y es en el catalanismo político donde el relato histórico es fundamental. La renovación de la historiografía en Cataluña empezó a mediados del siglo XIX con el despertar del sentimiento neorromántico fruto del positivismo mezclado con el nuevo romanticismo alemán. A lo largo del siglo XX dos visiones contrapuestas de nuestro pasado se enfrentaron para conseguir imponer el relato histórico de Catalunya. Por un lado, la encabezada por el ultra separatista Rovira y Virgili, representante de la corriente incardinada en ERC, visión mayoritaria de la política antihispánica. Este relato separatista se enseña impúdicamente en las escuelas, y está basado en burdas falsificaciones que retrotraen a los Borbones en 1714. Por otra, la corriente que defendieron los historiadores Valls-Taberner y Vicens-Vives, conocida como el «Catalanismo hispánico», que narra el momento del nacimiento de la conciencia nacional de las naciones modernas en los albores del siglo XIX, y que el origen moderno de España lo sitúan en la «Guerra de la Independencia» de 1808, momento que de forma unánime los catalanes deciden liderar el nacimiento de la nación española junto al resto de pueblos hispanos, sin dejar de lado la pertenencia «provincial o regionalista». Hace días saltaba la noticia de la aparición de un nuevo libro del historiador y profesor Joan-Lluís Marfany, que bajo el título «Nacionalisme espanyol i catalanitat, cap a una revisió de la Renaixença», va a provocar, sin duda, un auténtico terremoto en el mundo académico, con la evidente intención de destruir el falso relato histórico catalán. Obra que será de imprescindible lectura, y que se presenta con esta declaración de intenciones: «Cuando los catalanes construyeron la nación española». «El sentimiento pleno de los catalanes de estar integrados en la vida nacional española, el sentimiento españolista es de categoría histórica indiscutible», sentenciaba Vicens. Interpretar la verdad en nuestro pasado, reivindicar la nación cultural catalana como valor generador fundamental de la nación política española. Reivindicar nuestro pasado de la mano de los mejores historiadores de la llamada «escuela hispánica» que comenzó Capmany, y prosiguieron Próspero de Bofarull, Rubió i Ors, Rubió i Lluch, Valls y Taberner, Ferran Soldevila y que tiene en Jaume Vicens Vives su mejor y más fecundo exponente, y que hoy continua Marfany, es el deber de todos para que un nuevo relato veraz triunfe. Combatir la falsa ruta romántica, acientífica e idealizada que promueven los separadores y confiar, como argumentaba Vicens Vives, en el surgimiento de nuevas élites catalanas capaces de modificar la visión de España, al tiempo que Cataluña consiga su pleno reconocimiento como nación cultural, dentro de la España plural que todos deseamos. En el libro «Industriales y Politics» Vicens-Vives da la respuesta para acabar con el mal llamado «problema catalán»; esta receta es: «La conquista de España».
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