Julián Redondo

La FIFA en el horizonte

Sólo España y Bielorrusia se opusieron a que Gibraltar entrara en el conglomerado de la UEFA. Michel Platini asumió la decisión del TAS y dejará correr el tiempo. Más o menos lo que ha servido a los habitantes de «La Roca» para adquirir su propia identidad mientras a este lado se reclamaba el Peñón o se obviaba, según la dirección del viento. En 1967, Fernando María Castiella, ministro de Exteriores, propuso a Franco «elevar globos cautivos para cerrar el espacio aéreo de Gibraltar». Recibió esta respuesta de su Caudillo: «El caso de Gibraltar no merece una guerra... pero arruina una amistad», contó Manuel Leguineche. Dos años después se cerró la verja del todo; en 1982 volvió a abrirse para los peatones, y en 1985, para los vehículos. En 1997, Gibraltar aprovechó un vacío legal para garantizarse un lugar en el olimpo balompédico con-tinental, aunque sus futbolistas tengan que echar cuerpo a césped cada vez que aterriza un avión. El 24 de mayo de 2013 obtuvo el premio.

Desde 1713 ( Tratado de Utrecht y cesión del Peñón a Inglaterra), lo que iba a ser temporal se convirtió en una afrenta, y al final, en una costumbre. No ha habido manera de recuperar esos 6,8 kilómetros cuadrados. Entre visitas institucionales británicas y cabreos monumentales españoles, en aquellas aguas acosan a los pescadores de La Línea y «niquelan» sub-marinos nucleares como el que acude a la ITV. Allí se lo han creído y Platini ha dado la espalda a Villar... porque en 2015 será más favorito que él para relevar a Blatter en la FIFA.