Miguel Ors

La inteligencia emocional de Florentino

La Razón
La RazónLa Razón

L6 Moral

El ser humano es cuerpo, alma y moral. La moral es el combustible del cuerpo y del alma. Nadal, a pesar de los pesares que sufre últimamente, sigue creyendo, cree en él.

–¿Mucho o poco, Rafa?

–Vamos a esperar uno o dos años. Yo no me abato así como así. Moral basáltica la de Nadal. Como la de Fernando Alonso, que ha pescado al fin un punto en el azul del asfalto, que no en el azul del mar. «El año que viene, ya veréis», augura.

Messi, en cambio, no obstante su generalato de mejor jugador del mundo (lo es todavía, con permiso de los discrepantes), está hecho un lío con la moral:

–¿Por qué en el Barcelona me sale todo bien y por qué no en la selección de mi país? No lo entiendo. Estoy triste, sí.

Consiste la moral, como se deduce, en no perder la fe en uno.

–Sin fe en algo, en Dios y en lo que hacemos– me dijo una vez mi querido Aradillas, sacerdote en el que creo–, es imposible vivir a gusto, felizmente. Vivir sin moral es vivir enfermo.

M7 Imagen

El fútbol es una pluralidad de cosas: juego, ocio, sociología, imagen. El Real Madrid de Florentino Pérez es un gran club, pero un club de imagen discutida en la calle. La calle es la masa de papeleta y urna cada cuatro años: usted, yo, Rajoy, «El Coletas», el camarero, el artesano, el carnicero, el parado, el autobusero.

–Oye –me preguntan miembros de la masa últimamente–, ¿cómo es que Florentino no se lleva con Sergio y Casillas?

Así de directa la pregunta. Sergio y Casillas son columnas dóricas del Partenón blanco. No entro en las razones del debate entre los capitanes y el presidente, sino en la razón de la relación nada cordial entre los capitanes y el presidente.

–No parece sino que el presidente detestase a Sergio y Casillas. ¿Por qué?

No es mi voz, es la voz de la calle, es la imagen que transmite FP a la calle. Le incomode o no, su imagen en el asfalto es sepia, cefalópoda. Al Real Madrid, ciertamente, le hace falta un «equipo de imagen». O alguien especial, cordial, dialogante, alguien como Felipe González, que gustaba casi a todos.

–A mí me gusta la gente de izquierdas que parece de derechas, me dijo una vez alguien de FG.

X8 De Gea

Es lógico que Van Gaal se oponga al traspaso de De Gea, como también me parece bien que el Real Madrid pugne por él. De Gea, por lo que sea, cae bien a todo Manchester. Si fuese político, sería una ganga para su partido: le votarían jóvenes, ancianos y parados. Es alto, es joven, es rubiales, es guapo y su tolerancia cero con el gol es absoluta. Con delicioso sentido del humor, De Gea se ve así. «El fútbol me encanta, lo que no me gusta de él es el gol».

J9 Laporta

Joan Laporta, candidato a la presidencia del Barça, en los Desayunos Deportivos de Europa Press. Hay sonrisas duras, que hieren, y hay sonrisas pícaras, que seducen. Seductora la de Joan.

–Con esa sonrisa –me susurra una compañera– se captan votos. La sonrisa es un buen cebo en campañas electorales.

Joan Laporta es forofo de Cruyff. «Sus consejos –dijo– me ayudan mucho». Es forofo de La Masía: «En ella empezó Messi con doce años. Si gano, volverá a funcionar». Forofo de sí mismo: «No he cambiado: sigo con los mismos principios y defectos de siempre». Forofo de la sinceridad: «Soy desacomplejadamente catalanista». Los otros candidatos, según él, «son ambiguos». Su lema forofo: «Que el Barça siga ganando».

Política y fútbol: al respecto, tras atizarle latigazo a Miguel Cardenal, manifestó:

–Todos los países hacen política con el deporte: Estados Unidos, Inglaterra, Francia... Hacer país y política con el deporte, sí. Siempre sí. Hacer política de partido, no.

Le zurró, y bien, a Bartomeu. «Está imputado por varios delitos. El presidente del Barcelona tiene que ser una persona limpia». O sea, él.

V10 Inteligencias

Matrícula de honor con cenefa cum laude a la inteligencia empresarial de Florentino Pérez.

–He aquí mis poderes: ACS y el Real Madrid, puede presumir a lo cardenal Cisneros.

Un cinco raspado, por el contrario, a su inteligencia emocional. Casillas, se quede o se vaya al Oporto –cuando esto escribo nada, no se ha roto todavía el nudo gordiano– , es ya por los siglos de los siglos leyenda cum laude del Real Madrid. Como Raúl, como Del Bosque, como otros. A todos los despidió Florentino con la gélida indiferencia de su inteligencia empresarial.

–El fútbol es generosidad, gratitud y cariño –repetía su antecesor, Ramón Mendoza–.

Hasta Cristiano, no hace tanto, se quejó de que no se sentía querido por el Real Madrid.