Francisco Marhuenda

La vigencia de la Constitución

La celebración del cuarenta aniversario de la Constitución ha permitido poner de manifiesto su vigencia. Durante estos años se ha producido un periodo de extraordinario crecimiento económico y desarrollo social que ha situado nuestro país entre los más avanzados y solidarios del mundo. Es cierto que los grupos antisistema y los independentistas que quieren romper España la ponen en cuestión. Lo extraño sería que no lo hicieran. Ha sido el marco, además, en el que han podido gobernar la izquierda y la derecha con absoluta comodidad. Es más, incluso aquellos que han alcanzado el poder al calor del movimiento antisistema del 15-M y al grito “No nos representan” están ahora muy cómodos sentados en las instituciones que gobiernan o estando en la oposición.

No todo ha sido perfecto en estos años. Nunca puede serlo, pero el balance es muy positivo. Abrumadoramente positivo. Los radicales no están contentos en el marco de una democracia parlamentaria como la surgida gracias a la Constitución. No les gusta, tampoco, esta Monarquía de todos que es igual a las que existen en el Reino Unido, Suecia, Noruega o Dinamarca. Una monarquía no es ni mejor ni peor que una república, sino que depende de la realidad histórica de cada país y su capacidad de ser útil, eficaz y ejemplar. Es evidente que la Monarquía que encarna Felipe VI responde perfectamente a estos parámetros. Nos podemos sentir muy orgullosos por tener un rey que cumple de forma ejemplar su papel constitucional.

En estos momentos es imposible una reforma constitucional, pero también hay que reconocer que no es necesaria porque podemos seguir avanzando plenamente sin introducir cambios. No es posible hacerlo, además, porque no existe ni el consenso necesario ni unas ideas claras como existió durante la Transición. No hay tampoco una clase política que esté a la altura de los retos que hay planteados. Por otra parte, los planteamientos confusos que hay sobre su reforma, con más vanidad que claridad, la hacen innecesaria.