Abel Hernández

Las listas

La Razón
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Los cenáculos políticos echan humo. Las cenas y reuniones, más o menos discretas, se multiplican. Las encuestas confirman que el reparto de diputados se amplía con las nuevas fuerzas emergentes. Socialistas y populares saben que el cupo de sus elegidos se reduce. La suerte parece echada. Según el CIS, gana el PP, seguido a considerable distancia por el PSOE, con C’s acechando y Podemos, descolgado. Hecho el reparto, muchos de los instalados se quedarán sin acta. De ahí la inquietud de no pocos por conocer el lugar que ocuparán en la lista. Esto es especialmente visible entre las huestes socialistas. Saben como nadie que la hora de las listas es la hora de la verdad. Las pugnas internas en el partido del puño y la rosa saltan, incontenibles, de los cenáculos a la calle. Muchos consideran a estas alturas provisional y mejorable el débil liderazgo de Pedro Sánchez, y miran ya sin disimulo a Susana Díaz. La preocupación es más ostensible entre los viejos barones del partido, que observan la incapacidad del nuevo equipo dirigente para navegar, con un programa propio, entre las dos fuerzas sobrevenidas a derecha e izquierda. No hay sobremesa en reservados de varios tenedores en que no se hable de esto. Falta poco para que el PSOE se convierta en una jaula de grillos, que es lo único que no perdona el electorado. El forcejeo por las listas también arrecia en las filas populares, pero es más contenido, y el liderazgo de Rajoy apenas se cuestiona. Más bien se reafirma en los últimos días.

El desafío catalán y la necesidad de acomodar la Constitución a las nuevas circunstancias nacionales son poderosas razones para que vuelva a abrirse paso estos días la corriente favorable a una gran coalición –populares, socialistas y ciudadanos, con algún añadido más tras las elecciones del 20-D. Los últimos encuentros en La Moncloa, además de otros más discretos que están teniendo lugar, favorecen la idea, aunque la proximidad de las urnas aconseja rechazarla con cara de póquer. Los datos del sondeo del CIS alimentan la hipótesis. Altos observadores así lo creen. Están convencidos de que es la hipótesis más razonable, la misma que estuvo sobre la mesa del almuerzo del Rey con los cuatro presidentes del Gobierno vivos -Felipe González, Aznar, Zapatero y Rajoy- en Lucio a principios de verano. Mientras tanto sigue el oscuro juego de las listas.