Rosetta Forner
Los profesionales
La realidad acaba por imponerse, lo mismo que el sentido común. Las épocas de «crisis» suelen avivar la imaginación y nos despabilan. Hace años, cuando en España aún «ataban los perros con longanizas», la gente estudiaba o trabajaba, es decir, que al terminar la escuela, los que no querían ir a la universidad, se ponían a trabajar para aprender un oficio desde abajo, sin más ayuda que la del «ensayo error». Mientras que, los que a la universidad iban, no hacían otra cosa, pues estudiar y trabajar era «cosa de pobres», cuando es algo tremendamente práctico como bien saben los americanos: si estudias y trabajas en aquello para lo que te estás preparando, tu «nivel» será mejor que el de aquel que sólo tiene teoría, pues la práctica hace maestros. Ahora que la abundancia es de paro pero no de oportunidades, hemos comprendido que la formación es básica para ser competitivos. Para poder avanzar, hay que saber, conocer, y tener la oportunidad de practicar. Confieso que he practicado la FP dual o similar: mientras estudiaba en la universidad, trabajaba en una agencia de publicidad, de manera que cuando terminé tenía cinco años de carrera y cuatro de experiencia profesional, lo cual me permitió avanzar más rápido y mejor que mis compañeros de clase que sólo tenían un título. Lo mejor de esa «dualidad» fue la oportunidad de poner en práctica lo que aprendía en clase, y aprender por adelantado el oficio de manos de profesionales que me enseñaron más allá de la teoría. Para ser un buen profesional, además de una buena actitud, hay que tener aptitud. La práctica hace maestros, y la formación sienta las bases de la competitividad. Recuerda: «La información es rumor hasta que está en el músculo, que es cuando se convierte en conocimiento».
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