César Lumbreras
¡Manda... huevos!
Se trata de una expresión muy popular utilizada en bastante ocasiones cuando un hecho o situación no tiene mucho sentido. Por ejemplo, la decisión de la Comisión Europea, anunciada la pasada semana, de convocar una reunión sobre la crisis de los huevos en Holanda contaminados por un insecticida, pero... ¡para finales de septiembre! Es una prueba más de que los de Bruselas viven en otro mundo y fuera de la realidad.
Esta crisis ha puesto de manifiesto, primero, que algunos en Holanda se saltan las normas a la torera, utilizando un insecticida autorizado para unos usos pero prohibido para otros, en este caso la avicultura; en segundo lugar, que las autoridades de Holanda y Bélgica no han estado a la altura de las circunstancias, por decirlo de forma muy suave, y a las que se podría acusar de incompetencia y negligencia siendo más realistas; en tercer lugar, que cuando se dio la alerta los mecanismos existentes han funcionado razonablemente bien gracias a los sistemas de trazabilidad, aunque ello no ha impedido que la alarma se extienda en la opinión pública, especialmente en aquellos países afectados más directamente como Alemania.
En España, hasta ahora, el problema sólo nos ha tocado tangencialmente. De momento, toca esperar para ver si aparecen más partidas contaminadas y para saber las repercusiones en el sector de los huevos. Por un lado, esta crisis podría favorecer las ventas de huevos españoles en el exterior, pero por otro también es posible que se retraiga el consumo de los mismos. Está por ver y ya lo dijo Trillo: ¡manda huevos!
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