Alfonso Ussía

Manda huevos

Al fin, todo se ha aclarado. Ha sido el Sistema. El que se ha llevado a paraísos fiscales el dinero de los contribuyentes catalanes y del resto de España, ha sido el malvado Sistema. Ellos y los niños son completamente inocentes. Nada, que una mala noche, el Sistema entró en la casa de los Pujol, cuando vivían en el Palacio de San Jaime, y después de sentarse a los pies del fructífero lecho matrimonial, le anunció a la dulce pareja: «Soy el Sistema, y vengo a deciros que algún día cargaréis con el peso de mis fechorías. Sois inocentes, pero os he elegido para el sufrimiento. A vosotros y a cuatro de vuestros niños. Os acusarán de manejos atroces, de cobrar comisiones desde el poder político, de influir favorablemente en beneficio de algunas empresas a cambio de suculentas mordidas. Os acusarán, víctimas mías, de tener la mano larga y la honradez a un paso de la extinción. Pero tenedlo presente. Dormid tranquilos y con la conciencia limpia. Yo soy el culpable, aunque la ciudadanía no lo crea. Y para demostrarlo, ahí estará Pilar Rahola, siempre dispuesta a defender vuestra honestidad». Emocionante reconocimiento de culpabilidad. En efecto, Pilar Rahola lo ha declarado con valiente amargura: «Jordi Pujol es una víctima del Sistema». Manda huevos con la Rahola.

Henar Ortiz, tía de la Reina, no pierde ocasión de nublar a su sobrina. No es sencillo ser la mujer del Rey, porque no es fácil ser la Reina de España. A pesar de esa lánguida sensación de melancolía que aún sentimos muchos españoles como consecuencia de la abdicación a la Corona del Rey Don Juan Carlos I, sería altamente injusto no reconocer en los nuevos Reyes un esfuerzo máximo de renovación, sentido del servicio y muy positivas realizaciones y proyectos. Ser la tía de la Reina también comprende una exigencia de buen comportamiento público. Pero es una tía muy pesada, un tostón de tía, una tía muy coñazo que no sabe detener su lengua. Todos sabemos que es más roja que la camiseta del Manchester, pero desde su parentesco no debe alinearse por su cuenta, como hace Casillas en el Real Madrid. Para mí, que la tía Henar es de esas tías que dicen a los niños el 5 de enero que los Reyes Magos son los padres. Bueno, pues la tía Henar Ortiz ha hecho público su más anhelado sueño: «Quiero ver a Pablo Iglesias y Podemos en la presidencia del Gobierno». Manda huevos con la tía Henar.

Y hablando de Podemos, es difícil sobrevolar sobre las intenciones de su dirigente y reconocida sexóloga, la camarada Beatriz Gimeno. La izquierda feminista y recalcitrante lleva años dando muestras de una obsesión sexual de pubertad no superada. Se retuercen tanto en los conceptos que sus propuestas científicas son de muy complicada comprensión. Hágase el esfuerzo. Ha dicho la compañera Gimeno: «Dado el profundo simbolismo asociado al poder y a la masculinidad que tiene en la cultura patriarcal la penetración (a las mujeres), ¿qué podría cambiar, qué importancia cultural tendría una redistribución igualitaria de todas las prácticas, de todos los placeres, de todos los roles sexuales, incluída la penetración anal de mujeres a hombres?». No soy sexólogo y por lo tanto carezco de autoridad para ocuparme y preocuparme por el profundo simbolismo asociado al poder y la masculinidad que tiene la penetración a las mujeres. Creo entender que ese simbolismo responde a un impulso natural que además, tiene también que ver con la procreación de la especie. La compañera Gimeno no ha reparado en que el ser humano es, en su aspecto físico, un mamífero más. El toro penetra a la vaca, el cerdo a la cerda, el venado a la cierva, el ratón a la ratona y el conejo a la coneja. Está demostrado. Y respondo a su pregunta. La penetración anal de las mujeres a los hombres –no se detiene a explicarnos métodos ni herramientas que posibiliten semejante acceso–, no tendría ninguna importancia cultural, ni significaría una redistribución igualitaria de las prácticas, placeres y roles sexuales. La compañera Gimeno tiene plena libertad para proceder a la penetración anal de su muchacho con los artilugios que considere oportuno utilizar para alcanzar tan extraño logro, pero el resto de los hombres y mujeres heterosexuales de España tienen el mismo derecho a seguir haciendo lo de siempre y exigir un respeto a sus preferencias y gustos, amen de a sus traspuntines y antifonarios. En mi caso, no pongo a su disposición mi culo para la importancia cultural y redistribución igualitaria de tan peregrina marranada.

Manda huevos con la compañera Gimeno.