Julián García Candau

Mejor en la prórroga

Prórroga y penaltis, sufrimiento hasta el final. Los siete lanzadores españoles marcaron. Casillas, tan decisivo en otras ocasiones, no detuvo ninguno y Bonucci mandó la pelota por encima del larguero y puso en pies de Navas la final de Maracaná. No falló el sevillano y Brasil aguarda ahora. España lenta, premiosa durante los 90 minutos tuvo más firmeza y rapidez que Italia durante la prórroga. Sorprendentemente, tuvo más frescura cuando debía estar agotada. En el tiempo añadido hizo méritos para vencer.

Nunca fue fácil derrotar a Italia. El gozoso antecedente del 4-0 en la final de la Eurocopa era sólo dato de hemeroteca. Italia esta vez conocía perfectamente al adversario. Para desactivar el juego español, su seleccionador colocó mucha gente en medio campo. Por número se imponía España. Busquets, para la contención, estaba solo. Quizá en esta ocasión era conveniente el doble pivote. Los italianos, que presionaban constantemente, aprovechaban para buscar el contragolpe por la banda derecha con Candreva y Maggio y poner en aprietos a los zagueros españoles, que durante unos minutos no contaron con la ayuda de los hombres del centro. Cuando se juntó más el equipo, Italia fue a menos. El juego español no fue siempre agobiante. Le faltó frescura, no tuvo velocidad suficiente para amenazar a Buffon.

Xavi no mandó como suele e Iniesta hizo lo mejor, pero sin acabar ninguna jugada. Se estrelló contra el muro italiano. Siempre tenía a varios adversarios esperándole. Las mayores emociones, en la prórroga. Italia volvió a caer.