César Lumbreras

¡Melones!

La Razón
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El ambiente a pie de calle, con agosto a la vuelta de la esquina, es de vacaciones. Estos días se caracterizan por la huida casi masiva a las playas, la montaña o la vuelta a nuestros pueblos, que por unas semanas recuperan parte del esplendor y la vida perdida. Los que pueden se van al extranjero y, los que no, pues a la piscina más cercana o a refrescarse comprando sandías y melones en los puestos ambulantes y temporales, que ya se han instalado en ciudades y carreteras. Proliferan las fiestas populares y patronales en honor de una de las diferentes advocaciones de la Virgen en los primeros días agosteños. Se multiplican las ferias que tienen como protagonistas a los más variados productos, como la del melón que acaba hoy en Membrilla (Ciudad Real). En resumidas cuentas, que huele a vacaciones, aunque no tanto como otros años. Los políticos, que no han hecho las tareas correspondientes durante el curso, se tienen que quedar este mes a recuperar en Madrid, por lo menos los primeros días. A ver si es posible que Rajoy alcance un pacto o acuerdos puntuales que permitan su investidura o, por el contrario, todo termina en nuevas elecciones. Creo no equivocarme si afirmo que una mayoría de ciudadanos es partidaria de que haya sesión de investidura y de que se forme gobierno lo más rápidamente posible, a la vez que rechazan una nueva convocatoria electoral. Los políticos con mando en plaza dicen lo mismo, pero, cuando se ponen a ello, no hay manera de que se olviden de sus ambiciones personales. Ya dice el refrán popular que «del dicho al hecho hay un trecho». Son incapaces de llegar a un mínimo denominador común que permita salir de la situación de bloqueo en la que nos encontramos, a pesar de los asuntos tan importantes que deben resolver. He consultado en el diccionario de la RAE la palabra melón y me he encontrado con la siguiente definición en términos coloquiales: «hombre torpe o necio». Pues eso.