Julián Redondo

Miedos y certezas

Será una plaga. Los amaños y las apuestas ilegales ya no son leyenda urbana sino amenaza latente. Hay indicios; incluso sospechas de un árbitro caído en la tentación. Pero no hay forma de probarlo, ni eso ni que resultados extraordinarios por imprevistos en partidos determinados hayan forrado el bolsillo de familiares, amigos, mediopensionistas y futbolistas. Faltan medios para perseguir al infractor guiándose por presunciones, porque en este país, garantista donde los haya, los jueces se la cogen con papel de fumar antes de ordenar una escucha telefónica o el registro en casa de un supuesto chorizo. Cuando la precariedad, la incultura y el dinero fácil se imponen al intelecto y el pollino desplaza al caballo de carreras, las posibilidades de caer en la tentación se multiplican.

De ahí el miedo, que se combate con enseñanza y certezas. La práctica de José Luis Mendoza, presidente de la UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia), que tiene becados a 50 deportistas olímpicos y pronto abrirá en Madrid las puertas de la Universidad del Deporte, junto con el COE y la Federación Española de Fútbol. Educación y progreso. Vida sana y medallas. Estudios y salidas profesionales para el deportista después del lisonjeo y de una vida inusual. El deporte de élite es fabuloso –y tentador– mientras se practica, y traicionero cuando se termina, pues parece que no hay horizonte ni porvenir. Los deportistas, colosos, héroes, ídolos, también son frágiles. Mendoza lucha para evitar que se conviertan en juguetes rotos, también el COI, que ha elegido a Alejandro Blanco para protegerlos dentro de la Agenda Olímpica 2020.