Bartolomé Beltrán
«Modelo» González
Los últimos movimientos políticos de calado en el ámbito sanitario de la Comunidad de Madrid conducidos por el presidente Ignacio González y elaborados por el noble, honesto y eficaz consejero Javier Fernández-Lasquetty han pegado un vuelco a la Sanidad Pública. Quiero matizar lo sustancial y separar la paja del grano. Aún no se han cumplido seis meses desde que Ignacio González fuera elegido como cuarto presidente en sustitución de Esperanza Aguirre. En puridad los que continúan en la responsabilidad política a alguien que ha marcado un camino, siguen su trayecto y culminan, en el caso de que sea menester, los objetivos planificados. La sanidad y la crisis económica, o sea el Estado del Bienestar y por contra la necesaria sostenibilidad han llevado al presidente González a trabajar con determinación, firmeza, fortaleza y esmero sin que se le haya movido un músculo a pesar de haber padecido por este asunto adversidades de todo tipo y condición. Apostó desde el primer momento por la «reforma del modelo» y en vez de cerrar quirófanos, hospitales y sacar la tijera, la escuadra y el cartabón como hizo el consejero Boi Ruiz en Cataluña, ha preferido «marcar un camino». Mejor aún, su camino, y ha preferido la reforma a los recortes. Y en esa línea no piensa permitir que los hospitales tengan la cartera de servicios que quieran tener sino la que dispensan y ostentan ahora. Así podrá leerse en los pliegos de los concursos próximos en los que esos mismos hospitales referentes en la Comunidad tampoco van a perder la docencia. Se trata de reformas de gestión para que las cualidades de asistencia, docencia e investigación se mantengan dónde están. Los expertos sanitarios saben el gran calado que tiene aquello que matizó Lampedusa cuando dijo «que todo cambie para que todo siga igual». Seguro.
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