Carmen Enríquez

No hay diferencias

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La presencia ayer del Príncipe de Asturias en Barcelona, para compartir un almuerzo con los representantes del Instituto de la Empresa Familiar, es una muestra más del interés permanente del heredero de la Corona hacia Cataluña. Algo que se ha cuidado desde siempre en el Palacio de la Zarzuela y una tarea en la que ha estado involucrada toda la Familia Real, consciente de la importancia de prestar la debida atención a esta comunidad histórica y evitar que los catalanes se sientan quejosos y poco atendidos por la primera institución del Estado.

Además de asistir con frecuencia a actos oficiales en Cataluña, Don Felipe ha intensificado desde hace unos años su presencia en esta comunidad desde la creación de la Fundación Príncipe de Gerona, una entidad que ha centrado sus actividades en el fomento de la cultura emprendedora entre los jóvenes.

El heredero de la Corona se ha involucrado muy mucho en el foro anual Impulsa, que trata de inculcar a la gente joven los valores y ventajas de crear tu propia empresa para acceder al mercado de trabajo en lugar de esperar a que sean los demás los que te ofrezcan un empleo.

Han sido varias las ocasiones a lo largo de los últimos años en las que el Príncipe se ha desplazado a Barcelona durante varios días para mantener contactos con personas de los distintos sectores de la sociedad catalana de una forma discreta y privada. Charlas informales, almuerzos y cenas con prolongadas sobremesas en las que Don Felipe ha tenido ocasión de conocer a los hombres y mujeres que ocuparán los puestos de liderazgo en el futuro, cuando él alcance a ser Rey. Y lo más importante aún: que esos futuros dirigentes -empresariales, políticos, sociales- conozcan más a fondo al que un día se convertirá en el próximo Monarca de España.

Los que crean que puede haber diferencias entre el Rey y el Príncipe a la hora de afrontar el desafío de los independentistas catalanes, hoy por hoy se equivocan. Mantener y defender la unidad de España es tarea fundamental para Don Juan Carlos y Don Felipe. Posiblemente la más importante de todas sus obligaciones.