Gonzalo Alonso
Nueva oportunidad para Kaufmann
Jonas Kaufmann tenía que haber vuelto al Teatro Real el domingo pasado. Pocos saben y menos se acuerdan que cantó una de las funciones de «La clemencia de Tito» en marzo de 1999 en una sustitución de última hora. Sus propios recuerdos de ello son escasos. Más recuerdos tiene de una «Missa Solemnis» en Salamanca allá por 2004 junto a su entonces esposa. Terminó un tanto alegre en la habitación de su hotel tras un recorrido por la impresionante ciudad estudiantil, para lo que no habría tenido tiempo en Madrid, ya que aterrizaba la noche anterior y partía el lunes de vuelta a Alemania para cantar a Puccini en Manheim. Kaufmann apenas era conocido. En 2008 canceló el «Fidelio», que debía abordar en el Real junto a Abbado. La Maestranza sevillana le escuchó en «La bella molinera» en octubre de 2010, ya famoso, junto a Helmut Deutch, el pianista que también le acompañaba en Madrid. Helga Schmidt le convenció de cantar un par de funciones de «Fidelio» en Valencia en 2011, asistiendo Plácido Domingo como espectador a una de ellas. En marzo de 2014 se arriesgó a cantar a taquilla en el Liceo «Winterreise», con las entradas más caras a 85. Llenó y arrasó a pesar de que la gente le pedía como propina un «Celeste Aida», que nunca concedió. En agosto homenajeó a España en Perelada, junto a la Orquesta de Cadaqués, con un programa, pensado ad hoc, que incluía páginas de «Carmen», «El Cid», «Don Carlo», «Trovador» y «Forza del destino». El Palau de Barcelona lo tiene anunciado para el 9 de junio, pero la cita no figura en la agenda de compromisos del tenor en su web oficial. El Real no puede prescindir de él. Resulta muy difícil que pueda venir a cantar ópera escenificada, quedando la opción del ciclo vocal. No venía con orquesta, donde más habría brillado. Tal y como sucediera en el Liceo no cobraba un caché, sino un muy elevado porcentaje de una taquilla que hubo de ser espectacular, dado el alto precio de las localidades (230€la butaca). Es la moda entre las primerísimas figuras y la única forma con la que algunos teatros pueden remunerar a estos artistas sin salirse de sus máximos cachés autorizados. Los tiempos han cambiado desde que los tres tenores abriesen el melón en Caracalla en 1990. Y el ir a taquilla no es el único ejemplo. ¿Sabían que las últimas entrevistas con él aparecidas en prensa han sido realizadas mediante cuestionario y e-mail? Pero Kaufmann canceló por enfermedad tanto Madrid como Mannheim. Habrá que encontrar nueva fecha y el Real debería hacer de la necesidad virtud, reprogramándole con orquesta y repertorio operístico. Incluso, viendo el éxito de taquilla, con dos sesiones. Y, entretanto, quienes se lo puedan permitir tienen ocasión de escucharle en el Carnegie Hall el mismo programa que iba a cantar en el Real, y por sólo 117 dólares la butaca.
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