Julián García Candau
Nuevo Fondo Sur
Al fútbol actual no le basta el «alabimbombá» de antaño. Los clubes protegen grupos considerados auténticos animadores, peñas habitualmente formadas por radicales en las que se deposita la fórmula de calentar el ambiente y arrastrar al resto del graderío. Hace años que crecieron los grupos situados en zonas concretas de la grada y con nombres convertidos en marca de la casa. De vez en cuando aparece un presidente que resta poder a los grupos ultras y ello le crea animadversiones, que, en ocasiones, se traducen en amenazas personales, pintadas en la fachada de su domicilio y mensajes propios del más detestable matonismo.
En el Madrid camparon a sus anchas los Ultras Sur y sus extravagancias las pagó muy caras el club. Ahora, Florentino Pérez, además de rescatar las 250 cincuenta localidades de las que gozaban los ultrasureños, pretende crear la llamada «Grada Joven» que ya existe en algunos clubes. La de la juventud madridista va hasta los 35 años. El presidente no quiere renunciar a gentes con capacidad para evitar los minutos de silencio, que son como velatorios en los estadios. Para ello desea poner orden en el fondo sur del Bernabéu.
Quienes deseen pertenecer al grupo han de pasar por la inscripción, que será el modo de tener filiación de los participantes. La idea es tener gentes leales, pero extirpando células cancerígenas. Hay que evitar que el mimetismo de las «barras bravas» se quede en los cánticos. No más allá como pretendieron, siempre en menores dosis, quienes están fuera del club.
Posdata. Diego Costa, bocado apetitoso para clubes ricos.
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