F.C. Barcelona
Pasta gansa
El fútbol bien administrado es una mina inagotable de dinero, un negocio redondo que los grandes clubes continentales quieren gestionar al margen de la UEFA. Les han soplado que multiplicarán sus ya magros ingresos, que repartirán 7.000 millones anuales en lugar de los 1.319 de la Champions, que no habrá control financiero y que a partir de 2018 pueden cambiar el statu quo si se lo proponen y sacan adelante el proyecto de la Superliga Europa.
En cabeza de la manifestación por el cambio, los ingleses Manchester United, Manchester City, Liverpool, Chelsea y Arsenal. «Sotto voce» se asegura que la Juve, el Bayern y el Barcelona han arrimado el ascua a esa sardina que montaría un campeonato continental con 20 equipos. Madrid, Atlético, Valencia y Sevilla figuran entre los candidatos, pero no se han pronunciado. Por ello llama poderosamente la atención que el Barça se haya alineado con los impulsores del proyecto. Si fuera así, extraña menos la tibieza del club con la utilización política del Camp Nou y la afluencia de esteladas, que la UEFA prohíbe expresamente y además sanciona. Si así fuera, ya no habría que preocuparse por el futuro azulgrana en caso de una improbable secesión: no jugaría la Liga española sino la europea. Peor suerte correrían sus demás secciones... No puede ser cierto este supuesto. Tiene más sentido aquello de «la pela es la pela» y que poderoso caballero es don dinero si se habla de pasta gansa.
Esa Superliga sería la tumba de los campeonatos domésticos y dejarían de tener sentido organizaciones como LaLiga. Por eso Tebas es enemigo declarado del plan. En su cruzada ha encontrado aliados tan dispares como la Premier o Villar. Pero que el fútbol no se haga ilusiones: sus máximos dirigentes siguen en pie de guerra.
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