Crisis en el PSOE
Pequeña tregua
El PSC y el PSOE se han visto después de semanas de discordia. Miquel Iceta y Javier Fernández han pasado de las trincheras a la tregua, porque, como decía Napoleón, «en la guerra, como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca». Y se han visto. Buenas palabras, buen tono, pero poco más. Las diferencias siguen ahí, enquistadas, como se encargó de recordar Susana Díaz horas antes del encuentro disparando a la línea de flotación del PSC. La líder andaluza no pierde ripio para recordar a todos la posición del PSOE de Andalucía, aunque haría bien en pensar que más allá del sur hay vida, que sus tesis no encuentran demasiado acomodo en el resto de España, con excepción de Extremadura y Castilla-La Mancha.
Como el asunto no tiene fácil solución, Iceta y Fernández echaron mano, otra vez, de Napoleón para resolver el nudo gordiano al que se enfrenta el universo socialista: «Si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona; si quieres que algo no se haga, encárgaselo a un Comité». El lío está tan enrevesado que se ha creado la comisión y ahora se pondrán manos a la obra para decidir quién forma parte de esta comisión.
El PSC no quiere tomar decisiones hasta saber si Meritxell Batet, miembro de la dirección del Grupo Socialista, seguirá en su puesto o será purgada por la comisión gestora. Por eso, Teresa Cunillera tampoco entrará en la vacante, que seguirá vacante, reservada al PSC en la citada gestora. Esto en cuanto a las formas. En el fondo, la ruptura de la disciplina de voto y las resoluciones del congreso del PSC marcan unas discrepancias que, lejos de solucionarse, han decidido posponerse. La complejidad de la situación es tan alta que hasta Susana Díaz se ha enredado con las palabras. «El PSOE no puede enterarse por la prensa de que el PSC plantea el derecho a decidir», dijo la candidata «in pectore non nata» a dirigir el socialismo español cuando, precisamente, el derecho a decidir ha sido desechado por el socialismo catalán.
Iceta trata de convencer al PSOE de que hay que caminar por la senda federal y no quedarse anclados en la Declaración de Granada. Sólo así se evitará la ruptura. La Universidad Autónoma de Barcelona pareció salir ayer en defensa de Iceta al publicar un estudio en el que «la mayoría de los encuestados, un 45%, le gustaría que el proceso soberanista acabara con un acuerdo con España para dotar a Cataluña de más autogobierno, frente a un 37,8% que desearía la independencia». Éste es el papel que quiere representar Iceta porque, según datos de este estudio, «un 39,7% está convencido de que acabará con ese acuerdo con España, frente a un 16,5% que confía en la independencia y un 28,3% que cree que se abandonará el proceso». Este es el papel que quiere jugar Iceta, que como Díaz, Fernández o López, no entiende «un PSOE sin el PSC». De momento, en la crisis socialista, tablas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar