Unión Europea
Pillos o sordos
Los tres mandamases de la UE, los del Consejo, Comisión y Parlamento, se han pronunciado sobre la improcedencia de la conducta separatista y, lo que es más importante, sobre la conveniente unidad de España y, por si faltaba poco, sobre que Cataluña quedaría fuera de la UE si se desgajara. Cuando algún dirigente importante de la Generalitat explica que ellos son europeos y que diga lo que diga Madrid no van a dejar de serlo debe haberse vuelto idiota o creer que trata con idiotas. Uno puede ser europeo y estar fuera de la UE. Y fuera, para Cataluña, haría frío.
Parecido apoyo a la integridad de España y a negarse a mediar entre el Gobierno democrático de Madrid y unos golpistas que atentan con la Constitución lo han protagonizado Merkel y Macron –los dos pesos pesados de la Unión–, Trump, May, los dirigentes italianos, el holandés y hasta el primer ministro esloveno Miro Cerar –país en el que, haciendo torticeras comparaciones, tienen depositadas esperanzas los separatistas–, que ha manifestado que estamos ante dos casos totalmente diferentes: España es democrática y Yugoslavia no lo era. Hay otras diferencias importantes entre los dos casos. Los independentistas Mas, Puigdemont, Romeva, Junqueras y los Jordis lo han oído repetidamente y en varias lenguas. Hacen como que no lo creen y lo venden a gente que se lo compra. Esto es lo grave. Hay un puñadito de dirigentes que se muestra equívoco, como el bocazas antidemocrático de Maduro, un pelín el primer ministro belga –aunque haya rebobinado parcialmente–, y hasta Putin que, aunque debería pensar en su Chechenia, cuenta equívocamente que no entiende cómo la UE tiene actitudes diferentes con Kurdistán y Cataluña. Desliz inamistoso para nosotros. Gratuito.
La costosa y longeva campaña separatista para persuadir a los jerifaltes extranjeros ha tenido reducidísimo eco. Otra cosa es la repercusión en la prensa extranjera, donde las lisonjas de la Generalitat, su cultivo de los corresponsales, la propaganda incesante de personas como Guardiola ha hecho sensible mella. Incluso en la televisión rusa, por no hablar de los sofisticados «hackers» de Moscú, que propalan frecuentemente noticias tramposas que nos perjudican. ¿Por órdenes de quien?
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